sábado, 2 de mayo de 2009


¿Otra vez? Sí, otra vez. Lo veo venir, de nuevo, y yo simplemente no quiero, siento que me harté, que estoy más frágil que nunca, que mi fortaleza se podría desmoronar en un santiamén. Por eso no voy a ponerla a prueba. Por eso te digo que NO, que cuando era tiempo hubo tiempo, tuviste tiempo y elegiste. Sí señor, elegiste. Tu vida y tus cosas, tu gente. Entonces, es como decía Benedetti en un poema: Te dejo con tu vida, tu trabajo y tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres. Si pensás volver POR MI, como quien vuelve atrás porque olvidó un pañuelito tirado en la vereda, olvídalo. Si pensás volver POR MI, pensando en que lo hacés por mí, olvídalo. Estoy mucho mejor sin vos (aunque no lo entiendas, claro. Porque vos no lo entendés, porque vos NO SOPORTÁS, simplemente, estar solo. Estar sin un beso femenino sobre los labios, aunque ni siquiera sientas amor por ellos) . Ahora mis horas y mis días me pertenecen. Tengo entre las manos un puñadito chiquitito de sueños que no renuncié cuando te desviaste del camino, cuando me dijiste hasta acá puedo (sin decirlo, claro. Porque a vos las palabras casi siempre te costaron) . Te dejé atrás, porque sé que ni el cariño, ni las promesas de amor eterno bastan para hacer que otro se juegue por vos (quizás una causa que ya se considera perdida de antemano, o poco valiosa simplemente) . Lamento decirte, muchacho, que mi presente no tiene lugar para tu rostro y tu cuerpo, tu abrazo, tus miedos, tus deseos, tu espacio reducido para mí. Se acabó lo que se daba. Se agotó la fuente, y ya no me siento responsable por tu sed.

No cruces la línea. No rompas, como tantas veces, la débil cinta que puse rodeándome, protegiéndome, con la inscripción frágil. Estoy en período de reparación. Estoy en período de mirar las heridas que nunca miré, y buscar de sanarlas, o al menos, dejar de profundizarlas. No rompas ahora, justo ahora, el silencio. No estires los brazos del tiempo para que vuelva a envolvernos, para que vuelva a contenernos, para que vuelva a hacernos alucinar con un paisaje bonito en el cual los dos cabemos perfectamente. No uses a tu favor mi debilidad. Porque sabés que si me sonreís, caigo de nuevo en la incertidumbre de perder cada uno de los motivos por los que me alejé de vos. No seas desleal. No manipules todo el material que te dí sobre mí, en todo este tiempo de idas y vueltas a tu isla. Quédate ahí, inmóvil, como siempre. Quédate inmóvil, pero completamente, sin usar siquiera las palabras, los gestos induciendo a la confusión. Quédate ahí, junto a tus miedos inmaduros, junto a tu grata certeza de saberte ajeno a los peligros que podría acarrearte el enamoramiento. Quédate contemplándote los ojos, transparencias sin fin donde se pierden los caminos que llevan a tu corazón, donde se oscurece el discurso y se vuelve tonta nadería. Quédate acariciándote a solas. Quédate amándote, con ese amor que te reconoce sólo a vos como punto de partida y como fin último, con ese amor que nace de tu piel y vuelve a ella, con ese amor que yo ya no necesito.

Ya no necesito de tu compasión ni me asombra tu sabiduría. Puedo ser más de lo que pensé y planee para mí. Siempre me viste de lejos, despreocupada y poco interesada en vivir. Siempre el aspecto negativo resultaba más interesante, pero, necesito llorar para desahogarme de vez en cuando. Nunca me rendí frente a tus ojos, porque no quise que vieras desvanecer a esta inocente e ingenua criatura convenciéndote de lo cobarde que era. Pude darte lo mejor de mí, aunque poco valoraste mis intenciones de hacerte feliz, a pesar de que siempre supiste que me moría por vos, por hacerte bien y porque me aceptes. A veces deseo que nadie me viera sufrir, y otras veces a propósito salgo a buscarte con el corazón en la mano para despojarte de tu felicidad. Y sí, así es como me convertí en esta loca que aunque no quiere te extraña y te necesita como siempre. Así es como escribo una y otra vez para vos, sabiendo que ni siquiera pensás un segundo en mí, y por más cosas que hayas sentido por mí nunca fueron verdaderas. Nunca fuiste la persona que pensé que eras, me desilusionaste y ahora más que nunca, a pesar de todo esto, creo que nunca podrías haberme hecho feliz

Que ingenua puede ser la gente cuando cree que esas personas especiales que aparecen, porque siempre aparecen en algún momento de la vida, puedan ser olvidadas como si nada. Que tarados que somos algunos cuando decimos adiós sin querer decirlo. Que arrepentidas que vuelven las personas a buscar a estos afectos que quizás lastimamos sin querer hacerlo. Que increíble el hecho de que alguien pueda llegar a tomar tanta importancia en nuestra vida, a tal punto de formar parte de uno mismo. Entraste a mi vida, cuando más te necesitaba, apareciste y dejaste huellas que me marcaron. Logramos construir algo sano y sincero. Sin sobresaltos, y con sorpresas llenas de alegrías que fueron nuestra compañía. Hoy te extraño más que nunca, porque sé que sos vos quien me hizo más feliz y quien hacía que me duerma tranquila, sabiendo que mañana iba a ser un gran día.

Eliminamos de todos lados el nombrecito de aquel que nos partió el alma y aun así en el momento menos pensado nos lo encontramos. Siempre en el momento más inoportuno. Nunca el día que lo pensábamos. Tal vez ese día estábamos contentas, con un sonrisa, hablando con aquella persona que después de él, por primera vez, te empezó a gustar y de repente ves esa cara. La de quien te hizo experimentar cosas tan grandes que te quedaron grabadas adentro y que querés sacar a la fuerza porque llegó un momento en que te diste cuenta que ya basta. Sí, hablo de esa persona. La última que esperas encontrarte. Esta ahí, paseándose adelante tuyo con total impunidad. ¿Y nosotras? Nosotras nos ponemos nerviosas. Nos olvidamos de lo que estábamos haciendo y solo queremos salir de ahí, llegar a nuestras casas y olvidarnos del momento que acabamos de pasar. Pero también por otro lado, aparecen las ganas de saludarlo y hasta te acordás de la complicidad que tenias, que ya no existe, y pensas en pellizcarlo de atrás para molestarlo y quizás también hasta tenés ganas de abrazarlo y contarle las novedades de tu vida actual. Pero sólo es un momento. Porque después frenás, pensás, y te das cuenta que ya no forma más parte de tu camino y sacás la conclusión de que sólo esta casualidad es una jugarreta del destino que se ríe un poco de nosotros o por lo menos que se ríe un poco de mí.

Tal vez en muchas ocasiones, cuando algo se termina, uno se queda con la sensación de que hay algo más por hacer, que quizás todavía nos quedan algunas cosas que salvar o rescatar. Añoramos tanto eso que vivimos que queremos que no concluya. Buscamos las mil formas, pensamos constantemente, creamos mil salidas hasta que por fin un día nos damos cuenta de que realmente esa etapa o esa relación o eso que deseamos se terminó. Y nos invade la sensación de dolor, ese dolor intenso que te llega al medio del alma, que nos pide a gritos al oído que des vuelta la página, que sigas con tu vida porque así no podes más. Hacemos nuestro duelo; ese período en el que no encontrás el rumbo de tu vida, te sentís perdida, sin salida, en lo único que podes pensar es en lo que podrías haber hecho y no hiciste para retener ese pasado. Y nos invaden las culpas, pensando, podría haber sido diferente si no hubiese hecho esto. Pero, ¿de qué nos sirve la culpa? El pasado no se puede cambiar, lo hecho ... Hecho está y no hay nada más que hacer, más que tratar de no hacerlo una próxima vez. Y así es como cerramos un capítulo más de nuestra historia, cerramos la puerta de una memoria y nos aferramos a la idea de que otra posibilidad u otra oportunidad se abrirá para nosotros.

Si entre sonrisas no te das cuenta lo feliz que me hace que me toques y me tiemblen las manos; si no te das cuenta que de reojo te miro y si me miras me invade la vergüenza, y es ahí cuando me doy cuenta de que te quiero, y en demasía; y no es que quiera quererte menos. Te quiero lo necesario, pero no sé si lo justo. Te quiero y no me canso de repetirlo. Si entre sonrisas no te das cuenta de lo feliz que me hace tenerte al lado, querer dormir mientras me acaricias; si no te das cuenta de que me encanta saber que sólo con estar ahí cambias mi humor, te lo podría decir cuantas veces sea necesario, de las formas y combinaciones que quieras, si es esa la manera correcta para sacarte de los labios un yo también.

Pero, de repente, un día te das cuenta. Te das cuenta de que ya no pensás tanto en el otro. Te das cuenta que ya no lo buscás más. Te das cuenta de que ya no está y que no esperás que vuelva, porque, de alguna forma, ya está. Y ahí, sólo te queda recordar las cosas buenas, olvidar las cosas malas, y seguir adelante. Porque siempre hay un adelante por el que seguir. El tema no está en olvidar, está en aceptar la ausencia del otro, el vacío que deja alguien cuando se va, y aceptar que ya no puede seguir ocupando el lugar que antes sí. Y esperar que, algún día, otra persona vuelva a llenarnos, probablemente de otra forma, desde otro lugar, distinto.

Me conmovieron los ojos de ella porque en vez de comprenderla me sentí comprendida. Yo me sentía igual, como si tuviera las mismas primaveras encima y toda experiencia que haya tenido o cuanta lección haya aprendido en ese exacto momento no servían de nada. Ella esta sentada, frente a su escritorio antiguo pero armonioso aún y está por demás aferrada a un hombre que yo también hubiera sentido si no hubiera decidido dejarla sola. Las palabras que escuché de su boca me movieron el cielo y la tierra. Se notaba que no aguantaba más de tanto amor, que le cortaba el aliento. Estaba triste, me lo contaron sus ojos. Y no me costó mucho deducir que hacía un millón de lunas que lo esperaba, por más vacías que éstas parecieran. Escribo en su lugar porque está devastada, no quiere cerrar los ojos, me explica que su realidad es infinitamente gris por intentar decirlo de alguna forma, no quiere comer y me pregunta constantemente que pasará ahora. Me duele en el alma no poder darle una respuesta certera y me pide un cigarrillo y otra canción. Piensa que el hombre que la alumbra no la tiene en cuenta y desea fervientemente que la esté pensando como ella lo esta haciendo. Lo desea, es cierto, pero yo le explico que tendrá que esperar. Le agrego a mis habladurías un tiempo al tiempo y dejo que fume tranquila. Me inspira melancolía, porque veo sus ojos y no están acá, no puede concentrarse en nada concreto, no escucha, ni siquiera guarda la invencible manía de morder sus uñas. La miro nuevamente y sigue estando ida, volada en algún lugar que conozco pero donde no me atrevo a acompañarla. Esta con él, puedo sentirlo y supongo que de alguna extraña manera él también la recuerda a ella. Quizás viva una eternidad en el pasado. Por mi parte, tengo un único sueño, verlos juntos una vez más. La veo y sé lo que piensa, como si fuera yo misma la que estuviera sintiendo. Se sabe la única culpable de su presente, ya que nadie la obligo a sentir algo tan profundo. Imagino su pasado y noto un gran cambio, su sonrisa no es la misma, ahora es sólo un disfraz. Nadie la va a entender, por eso ya no habla del tema, además es conciente de que no tiene solución, o mejor dicho depende de una persona que no está dispuesta a solucionarlo. Está más que claro que ya no es la misma, y sospecho que jamás volverá a serlo, en principio porque a pesar de sus escasos años creció y obviamente va a seguir creciendo, pero por sobre todas las cosas por ese amor que la marcó, que le quitó las ganas de creer y de querer, ya no piensa que el amor es tan bonito como lo describen las típicas tarjetas de los subtes. Pero sabe que si él estuviera con ella, ese amor movería montañas. Es imposible bajar del cielo a donde él nos hizo llegar.

Hay momentos en la vida en los cuales sólo nos resta decir gracias, gracias por haberte conocido, gracias por permitirme quererte, gracias por estar, gracias por ayudarme a ser quien soy, gracias por dar sentido a mis días, por darme un mundo de ilusión, gracias por hacerme tan feliz, por hacerme mejor, gracias por hacerme libre, por ayudarme a soñar, gracias simplemente por existir. Pero hay ocasiones en las que después de dar gracias, es necesario decir adiós, decirlo con los labios, pero también con el corazón, no pensar que puede ser un hasta luego, no desear que lo sea, porque en esos instantes puedes ver que no lo será, que es un adiós verdadero. Y cuando ese momento ha llegado, no hay más que hacer, sólo decir gracias y adiós, aunque en esa frase se te vaya la vida, se te vaya el amor.

Pero cuando creemos que todo se termina, cuando creemos que todo está perdido, siempre se abre una ventana. Como si nos escucharan, como si todo estuviera perfectamente planeado para que las personas no se rindan ni se den por vencidas. Como si existiera una conspiración entre planetas, soles y lunas para que las personas cuando se caen al río no se queden sumergidos en él, abriéndose a su paso esa ventana, esa salida que se abrió con un nombre, y yo simplemente atiné a llamarlo: Él. No hubo reemplazo, no hubo un cambio. Simplemente una persona más se unió a mi camino, y comenzó a caminar conmigo, dándome su mano y dándome un espacio. Compartiendo sus cosas con las mías. Compartiendo su vida. Consejos ante problemas. Sonrisas ante lágrimas. Apoyo frente al llanto. Miradas cómplices. Nuevos códigos, nuevos momentos. Charlas hasta altas horas de la noche. Risas continuas sobre cosas chiquitas e insignificantes, pero que con él tienen un sentido especial. Él simplemente apareció, para verme crecer. Él estuvo conmigo, así me lo hizo sentir y me lo hace sentir todos los días de mi vida, desde la mañana a la noche. Sus retos, sabios y correctos, aparecen de vez en cuando para hacerme notar algo que estoy haciendo mal. Sus felicitaciones me hacen recordar que estoy por el camino adecuado, tratando de hacer las cosas bien. ¿Cómo agradecerle a la vida esta persona que nos puso en el camino? ¿Cómo contradecir al destino si este viene con personas tan valiosas, como lo es Él? ¿Cómo querer cambiar algo de mi vida, si hoy soy feliz? ¿Cómo cuestionar la existencia de alguien superior que siempre nos pone cosas buenas en el camino? La vida todos los días te cruza con personas, que hay que cuidar, que hay que retener y valorar. Uno sabe quienes son esas personas que te van a acompañar siempre. Uno sabe quien vale la pena y quien no. Uno sabe a quien querer y a quien no. Uno sabe a quien ayudar y a quien obviar. ¿Cómo puedo hacer para describir semejante amor incondicional que recibo todos los días de parte de Él? ¿Cómo explicarle el hecho de que contribuyó tanto en mí, que hoy ya forma parte de mi misma?

Alguien que me sepa escuchar y que se de cuenta cuando estoy mal, alguien que me extrañe aunque hayamos pasado juntos todo el día, alguien que me invite a conocer esa vida que siempre imaginé, alguien que quiera vivir todo de a dos, alguien que note lo que siento solo con mirarme, alguien que solo por mí deje todo lo demás, que elija estar CONMIGO aunque tenga otros planes. Que llegue a sentir que antes de mí, ninguna otra existió, que sus amigos estén cansados de escuchar mi nombre, alguien que me escriba las cartas más lindas, a pesar de tener fea letra, faltas ortográficas y que solo tengan dos renglones; alguien que se mate por mí y a veces quiera matarme, que se convierta en la persona más dulce del mundo de vez en cuando, que haga de un día normal el más maravilloso de mi vida, alguien que solo me abrace cuando tenga frío y me llame para desearme buenas noches, alguien que piense en mí más de lo que lo acepta, alguien que sienta que se cae el mundo si discutimos, que agote conmigo toda su dulzura, que me haga reír hasta llorar y por sobretodas las cosas, tenga claro lo que siente por mí. Alguien que me transforme en la chica mas histérica, celosa y pesada del mundo entero, e igualmente me quiera así; alguien que diga que todas esas canciones de amor, lo hacen acordar a mí, aunque sea mentira; alguien que me diga que estoy hermosa aunque todavía no esté del todo despierta, que me diga que le doy los mejores besos del mundo, aunque haya habido otra mejor, que me diga que tengo los ojos más lindos, aunque sean iguales a todos los demás, alguien que piense que estoy equivocada y me diga: Sí tenes razón, solo para dejar de pelear; solo quiero a alguien con quien pasar 5 hs. pegada al teléfono, y no se canse de escucharme, alguien que me haga sentir la chica más afortunada de todo el universo solo por tenerlo a él, alguien que me saque el mal humor y me haga sonreír a pesar de que esté mal, alguien que de vez en cuando se siente a leer todas mis cartas y mirar todas mis fotos, alguien que cuente los días que pasamos juntos, que me haga cosquillas y siga a pesar de mis gritos; alguien que me haga las mejores escenas de celos, sabiendo que para mí es el único, alguien que haga que vuelva a casa 7:30 y no a las 6, como dijo mamá; Que ame cada centímetro de mí, que me ponga histérica y me haga gritar y luego, terminar besándonos. Alguien que además de ser mi hombre, sea mi AMIGO. Que de verdad sienta lo que dice que siente por mí, solo quiero a alguien que no me haga sufrir, que no me cambie por NADA y me haga olvidar de todo lo demás.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce. Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados. Muere lentamente quien no gira el volante cuando está infeliz con su trabajo, o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huír de los consejos sensatos. Vive hoy. Arriesga hoy. Hazlo hoy. No te dejes morir lentamente. NO TE IMPIDAS SER FELIZ.

Despues de ti no hay nada MAS

Despues de ti no hay nada MAS

Cuando pienso que el mundo es frio, triste y cruel, aparece alguien como vos y arruina todo GRACIAS!

Empezaron a atormentarme una serie de reflexiones que no se me habian ocurrido antes

Empezaron a atormentarme una serie de reflexiones que no se me habian ocurrido antes
no sabia que me proponia a herirlo tan despiadadamente

Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta que punto estuvo justificada...

Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta que punto estuvo justificada...
Tambien el parecia estar solo

No pasa nada, estoy mas normal que nunca y SIEMPRE escucho esta cancion

No pasa nada, estoy mas normal que nunca y  SIEMPRE escucho esta cancion
El amor es como las plantas, necesita agua, luz, y muchos cuidados

Hablas y no te escuchas, deberias aprender que esto no se basa de pretextos

Hablas y no te escuchas, deberias aprender que esto no se basa de pretextos
Es que no existe modo de perderme en tus silencios cuando callas ese te quiero

Y llegaste tu y me has inundado mi alma de tranquilidad

Y llegaste tu y me has inundado mi alma de tranquilidad
Me has llenado el corazon de vida

Si te sientes perdido con tus ojos no has de ver, hazlo con tu alma y encontraras la calma

Si te sientes perdido con tus ojos no has de ver, hazlo con tu alma y encontraras la calma
Siento del viento celos por acariciar tu cara cada mañana