martes, 22 de diciembre de 2009
A veces nos cuesta demasiado mirar adelante, o mirar el presente, sin dejar de espiar a nuestro pasado. A veces vivimos momentos tan gloriosos, tan increíbles y tan intensos que es muy difícil dejarlos atrás. A veces se nos complica a la hora de avanzar, abandonando a nuestro paso un recuerdo, una memoria o una caricia. Pero, también a veces, es necesario hacerlo para encontrar nuestra felicidad. ¿De qué nos sirve estar conectados al pasado, si este ya nunca más volverá? Uno a veces se aferra a una imagen limitada de una persona en el pasado. Uno a veces recuerda a una persona de una manera diferente a la que es hoy. Las personas maduran y cambian constantemente, a veces para bien, a veces para mal. Pero nunca son iguales que ayer, porque de eso trata la vida. Quizás hoy, uno ante una situación determinada actúa de una manera y mañana se encuentra ante la misma situación actuando de otro modo. La experiencia nos da saberes y conocimientos que antes desconocíamos y nos hace CRECER, nos hace más FUERTES, nos MODIFICA, nos prepara para afrontar distintos tipos de situaciones. Una historia de amor, una amistad, una relación fallida, un trabajo que antes nos gustaba más que el que ahora tenemos. Esas son las cosas que nos hacen mirar atrás constantemente y perdernos en el recuerdo de aquellos buenos tiempos. Queda en uno convertir nuestro futuro o nuestro hoy, en otros gloriosos tiempos. ¿Por qué no mirar con una sonrisa nuestra historia pasada, en la que tanto estamos pensando y tratar de rescatar lo bueno de ese entonces y quedarnos con tan solo un recuerdo feliz?
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