lunes, 21 de diciembre de 2009
De repente un día es mucho tiempo. De repente quiero detener las horas, parar todos los relojes del mundo cuando estás a mi lado y más tarde anhelo que vayan de prisa para volverte a ver, para volverte a sentir y con mis oídos sordos escuchar el festival de las maravillosas y dulces palabras que tienes guardadas para mí. De repente no me importa nada más que TU, los problemas y el mundo exterior son insignificantes para mí, pues mi cabeza sólo piensa en el próximo encuentro y en como responderé esas preguntas, sin respuestas aparentes, que me dejan muda y al mismo tiempo despiertan mis ansias de decir sin reparo lo que debería callar, lo que tú quieres oír.
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