lunes, 21 de diciembre de 2009
Él, con solo mirarlo, hace que lo entienda todo, él entiende todas mis miradas, y yo podría pasar todos los días por el resto de mi vida, mirándolo, a él y su sonrisa, esa sonrisa, no muchas veces refleja felicidad, no muchas veces demuestra admiración, sin embargo podría pasar horas, solo contemplando su sonrisa. Es tan especial, tanto él, como su mirada y su sonrisa, porque cuando él me mira a los ojos el resto del mundo desaparece, no hay nadie más, solo él y yo; Y esos son los momentos que más disfruto, cuando estamos solo él, solo yo, solo nosotros. Es lo mejor, porque estamos tranquilos, no hay por qué preocuparnos, cuando estoy con él desaparecen todos los problemas, él desarma cada uno de mis esquemas, quedándose solo conmigo, con él puedo ser y hacerlo todo. Ser yo misma. Así cuando estamos solo nosotros, no hay momento que desee más, porque podemos estar en silencio, y no hay nada que decir, porque lo sabemos todo, y no hay que demostrarle a nadie quienes somos y cuanto nos queremos, no hay que pensar en nada más que en nosotros. Y me alegra tenerlo a él, su mirada, su sonrisa, lo que él es cuando está conmigo, y es tan especial, porque nadie más puede verlo, nadie más es testigo de lo que somos, cuando solo somos nosotros, por eso es tan único y lo quiero tanto. Y no espero nada más de él, ni él espera nada más de mí, anhelo tanto ese silencio, sin palabras, sin discusiones, sin demostraciones, sin problemas, sin injusticias, sin mentiras, sin escándalos, sin preocupaciones, sin nada más que nosotros. Es cuando más lo quiero, y cuando más lo disfruto. Porque él, hace que quiera pasarme la vida imaginando, recordando, pensando, deseando, queriendo, necesitando, a él, solo él. Y no hay nada mejor que él, que estar con él, hablar con él, callar con él, pensar con él, mirar con él, soñar con él, esperar con él. Con él, su mirada y su sonrisa, y todo lo que él, significa para mí.
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