lunes, 21 de diciembre de 2009
Pero cuando creemos que todo se termina, cuando creemos que todo está perdido, siempre se abre una ventana. Como si nos escucharan, como si todo estuviera perfectamente planeado para que las personas no se rindan ni se den por vencidas. Como si existiera una conspiración entre planetas, soles y lunas para que las personas cuando se caen al río no se queden sumergidos en él, abriéndose a su paso esa ventana, esa salida que se abrió con un nombre, y yo simplemente atiné a llamarlo: Él. No hubo reemplazo, no hubo un cambio. Simplemente una persona más se unió a mi camino, y comenzó a caminar conmigo, dándome su mano y dándome un espacio. Compartiendo sus cosas con las mías. Compartiendo su vida. Consejos ante problemas. Sonrisas ante lágrimas. Apoyo frente al llanto. Miradas cómplices. Nuevos códigos, nuevos momentos. Charlas hasta altas horas de la noche. Risas continuas sobre cosas chiquitas e insignificantes, pero que con él tienen un sentido especial. Él simplemente apareció, para verme crecer. Él estuvo conmigo, así me lo hizo sentir y me lo hace sentir todos los días de mi vida, desde la mañana a la noche. Sus retos, sabios y correctos, aparecen de vez en cuando para hacerme notar algo que estoy haciendo mal. Sus felicitaciones me hacen recordar que estoy por el camino adecuado, tratando de hacer las cosas bien. ¿Cómo agradecerle a la vida esta persona que nos puso en el camino? ¿Cómo contradecir al destino si este viene con personas tan valiosas, como lo es Él? ¿Cómo querer cambiar algo de mi vida, si hoy soy feliz? ¿Cómo cuestionar la existencia de alguien superior que siempre nos pone cosas buenas en el camino? La vida todos los días te cruza con personas, que hay que cuidar, que hay que retener y valorar. Uno sabe quienes son esas personas que te van a acompañar siempre. Uno sabe quien vale la pena y quien no. Uno sabe a quien querer y a quien no. Uno sabe a quien ayudar y a quien obviar. ¿Cómo puedo hacer para describir semejante amor incondicional que recibo todos los días de parte de Él? ¿Cómo explicarle el hecho de que contribuyó tanto en mí, que hoy ya forma parte de mi misma?
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