jueves, 24 de diciembre de 2009
Esta melancolía que llega y nunca se va, siento un nudo en mi garganta; y me pregunto otra vez, ¿por qué siempre las mismas historias con el mismo final? ¿Nadie piensa en mí? ¿Nadie piensa que puedo lastimarme, que tengo sentimientos? Se me acercan esa clase de hombres que nadie quisiera a la hora de enamorarse. Siempre soy la estúpida de la tira, la que aunque hayan golpeado mil veces los golpes del amor, todavía tiene esperanzas. Anoche te ví sin querer frente a mí. Estabas con una chica. Disimulé, te miré, y me repetía: Tanto dolor tuve por vos, tantas lágrimas desperdiciadas. Fue un sentimiento en vano el mío. Y a vos nada te importó, fuí tonta de ahí en más. Sólo pido a mi destino que me haga más fácil las cosas, que no me haga más esto, si ya pasé muchas veces por lo mismo, ¿por qué tener que revivirlos tantas veces? Que llegue la eterna soledad a mí, y que llegue el eterno desinterés hacia el amor a mí. No quiero verme más sufrir, no quiero verme más llorar, no quiero verme más caer. No quiero mirarme al espejo y ver que mi mirada triste nunca se va.
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