jueves, 24 de diciembre de 2009
Hace días que tengo un agujero en el pecho. Es la nostalgia de ver que las cosas, siempre vuelven a su lugar, que al fin y al cabo, recuperan su forma. Es la incertidumbre de saber, qué será de tu vida, cuántas habrán frecuentado tu existencia después de mí, a cuántas les dijiste te quiero, cuántas veces más temblaste con un beso. Es la angustia de reconocer, que pude haberte tenido si al menos no fuese tan determinante, igual queda clavada la duda. Es el orgullo resquebrajado de saber que estás de la mano con otra persona, cuando tendría que estar yo en su lugar. Es el recuerdo del último adiós, la vez que más nos reímos, la unión inconclusa, y la noche de tus ojos. Es la mirada más azul mientras me decías ese 'no entiendo cómo, pero te quiero' que desestructuró mi sistema. Es la bronca de extrañarte aún cuando no hayas sido tanto, aún cuando no deba. Es el inconsciente, que me traiciona otra vez.
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