jueves, 24 de diciembre de 2009
Resulta que quiero gritar con todas las fuerzas, que estoy triste, muy triste. Resulta que la inteligente terminó por ser la más idiota, resulta que la poderosa, llora como un pollito mojado, acurrucada a la almohada, resulta que ya no tengo fuerzas para fingir, ni tampoco plena conciencia de las razones de esta angustia infinita, de cómo hacer para no llorar más.
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