miércoles, 23 de diciembre de 2009
Estaba ahí, sola a la madrugada, con la luz que se filtraba por la cortina. Moviéndose en la cama, deshaciéndola y acomodándola. Cerrando los ojos, con la ingenua idea de que quizás se podría dormir. Con la ilusión de que mañana cuando se despierte, ese amor quede en el olvido. Pero, en el fondo, ella sabía que era imposible, que todavía lo quería demasiado. Que quizás él no estaba más con ella físicamente, pero que su cabeza todavía lo tenía presente, y su corazón vivía con él. Durante el día, las canciones de la radio, o la sencillez de una flor en primavera, tenían relación con él. Todo seguía girando alrededor de su recuerdo. Por las noches, cuando no dormía, estaba queriendo sentirlo una vez más, queriendo llamarlo, queriendo escucharlo. Si tenía suerte y lograba dormirse, sus sueños igual lo volvían a traer. Estaba en todos lados, no la dejaba en paz, el recuerdo de lo que había sido era muy fuerte todavía, pero lo que más dolía era pensar en "lo que pudo haber sido". No podía creer como lo había dejado ir, no encontraba la forma de pedirle perdón, por lo que ella le había hecho sufrir. Extrañaba su olor, sus palabras, sus retos, sus risas. Extrañaba hasta lo que no le gustaba. Había días en que ella buscaba desesperadamente odiarlo, pensando que de esta forma quizás lo olvidaría, pero era inútil. Todavía lo quería. Sabía que le había dicho "adiós" a la persona equivocada.
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