jueves, 17 de diciembre de 2009
Una mujer le teme al amor correspondido porque no sabe qué hacer con él. Una mujer le teme al miedo, a enfrentarse con sus fantasmas. Hay mujeres que le temen al éxito, al fracaso, a la soledad, a la vejez, a la maternidad, a la vida. Hay mujeres que temen soñar y no despertar a la ficción que las habita, y casi nunca enfrentan. En ocasiones me reconozco en todas ellas, y me da miedo verme reflejada, darme cuenta que no soy tan distinta, saber que como ellas soy mujer, y que en este cuerpo habita un ser temeroso de echar carnes, de echar años encima, de no lograr metas, de saberme frustrada. Yo les temo a ellas y ellas me temen a mí.
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