martes, 17 de noviembre de 2009
Se acaba el día y recuerdo los momentos juntos que pasamos. Risas, besos, abrazos y melancolía porque no se cuando te vuelvo a ver. Vienen a mi las charlas y pienso. Reflexiono. Entiendo que hay cosas por cambiar, por mantener, por discutir. Y así me duermo, pensando, ni mas ni menos, que en vos.
A la mañana siguiente, comienza otro día.
Un día con nuestro amor existiendo. Un mañana llena de ansias por verte, por recorrerte, por abrazarte... Totalmente distinto al anterior, porque no veo la hora de que me tenga que ir para encontrarnos. Durante el tiempo que estamos juntos, vivimos las mejores horas del día, compartiendo el mayor tiempo posible. Pero nos tenemos que despedir, y, sin desearlo, nos volvemos a decir adiós. Mientras volvemos, imaginamos cómo será ese momento donde ya no tengamos que separarnos, porque compartimos un hogar; pero sabemos que falta mucho. Llega la hora de acostarse y todo vuelve: las ganas de dormir abrazados, la melancolía, etc. Y es exactamente en ese momento, donde pienso que no hay otra manera de ser feliz que a tu lado, porque simplemente, sin ningún tipo de explicación, te amo ·
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