martes, 17 de noviembre de 2009
Te esperé hasta muy tarde sin que llegaras a la cita acordada; Lloré de rabia e impotencia, sentí que te burlabas, y así como tantas noches me fui a dormir contigo en el pensamiento. Hoy durante todo el día, cada vez que el teléfono timbraba, corría a responder, mi corazón se agitaba, llegaba hasta mi garganta como queriendo escapar. Esperé que a mí vinieras; Cuantos días he esperado que llegaras al encuentro, cuantas veces en silencio he soñado con tus besos, más pasa el tiempo y nada de ello sucede. Hoy esperé nuevamente a que por fin aparecieras, pero al ver que no es así he tomado una decisión: No te llamaré, guardaré silencio, no sabrás más de mí. Basta de humillaciones, basta de mendigar tu cariño y esperar con ansiedad. Ya fue suficiente, desde este momento comienzo a olvidarte. No importará que vengas un día de estos a traer miles de excusas, y prometiendo que no volverá a suceder. Porque hoy pensaré en mi y en mi felicidad, y en esos planes tu no estás presente, ya no.
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