viernes, 18 de diciembre de 2009
Conversando con mi soledad, mientras tomamos café, nos reímos una de la otra, conocemos cada detalle de tí. Y pensar que seguimos creyéndote. Que infamia pensar que cambiarás, que tristeza pensar en el olvido, de una vez por todas asumir que no volverás, que es hora de decirte Chau, Adiós, Hasta Siempre. Nos engañamos recordando, nos consolamos, nos acrisolamos en detalles que quizás nunca existieron. Escuchando los murmullos del tiempo, seguimos embriagándonos en fotos mutiladas por tu ausencia y en caricias dejadas en la almohada, allí, en aquel lugar donde habita el olvido.
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