lunes, 2 de noviembre de 2009
Hay dos clases de memoria visual: mediante una de ellas recreamos diestramente, una imagen en el laboratorio de nuestra mente con los ojos abiertos (color de piel, cabello castaño largo, etc.); con la otra evocamos de manera instantánea con los ojos cerrados, tras la oscura intimidad de los párpados, nuestro objetivo, réplica absoluta, desde un punto de vista óptico, de un rostro amado, un diminuto espectro que conserva sus colores naturales.
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