lunes, 1 de marzo de 2010
Hay veces en las que la vida se presenta vacía, incolora, ausente de emoción y sentimiento, pero somos nosotros los encargados de teñirla y transformarla en el arcoíris más magnífico que nunca pudimos imaginar. La vida es un paraíso personal, en cual diferentes etapas lo dividen representando el largo camino sobre el que avanzamos poco a poco. Los obstáculos son cómo las nubes que aparecen en él, provocándonos perder la visibilidad de nuestro fijo rumbo. El sol alumbra e ilumina el despertar de cada mañana, ofreciendo al alba nuevas experiencias por las que conocer. A veces surgen improvistos, metas difuminando el objetivo fín deseado, cambiando el destino completamente. A veces no somos conscientes de que nuestra inconsciencia nos impide darnos cuenta, que puede que el mañana se convierta en un mito inexistente de nuestra propia existencia.
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