
Qué asombroso resulta, la infinita y profunda ignorancia que cada día se despierta en nosotros. Cuando nos planteamos algún objetivo, nos centramos en él de una manera superficial y subrealista. Tanto, que a veces sentimos cómo todo nuestro al rededor desaparece. No nos damos cuenta de los enormes dotes que poseemos, y de la manera en la que a veces los derrochamos. Luchamos conscientemente en cada instante, protegiendo cada pequeño derecho y deber que nos compone. Día a día ampliamos nuestro saber, conociendo aquellas desconocidas metas enterradas bajo tierra. A medida que pasa el tiempo, vamos desenterrándolas poco a poco, y cavando en ellas una nueva forma de vida. Una vida basada en la astucia y mezcla de valores e insistentes quehaceres, gobernados por la coherencia que ciertas veces, desaparece desvaneciéndose al compás de un rayo de sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario