lunes, 1 de marzo de 2010
"Todos cuántos estaban ahí dependían de una respuesta, de mí respuesta. Una leve sensación de mareo interrumpió mis pensamientos, devolviéndome a aquella incómoda situación. Podía percibir cada una de sus ansiosas miradas acechándome, clavadas a lo largo de mi cuerpo. No sabía que decir, mejor dicho, no quería dar una respuesta. En ese momento me acordé de aquél precioso día, en el que el sol enfundaba la fresca hierba, y me permitía saborear su exquisita esencia. ¿Por qué todo se había vuelto tan complicado?, ¿por qué no bastaba con dejarlo pasar e imaginar cómo si nada hubiera pasado? De repente, un escalofrío punzante atravesó mis cinco sentidos, centrándose en una acertada y verdadera intuición. En milimétricos segundos se resolvería aquel misterio, mientras tanto la respuesta permanecía desvaneciente en mi interior".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario