
Noto cómo el tiempo incontrolablemente pasa dejando sus momentos marcados en mi recuerdo. Noto cómo todo léntamente se transforma al compás de duras penas que manifiestan acechando su dolor. Noto cómo la influenciable realidad se introduce en mi pensamiento dividiendo mis límites tras una delicada barrera. Una barrera interpuesta entre mi subconsciente y realidad, creando así el contraste que permite que sea la misma imaginación la que me transporte a lugares mágicamente únicos. Paraísos de fe, verdad, e ilusión, mundos con finalidades y objetivos futuros estancados en un presente. Un presente repleto de sueños vacios inundados por la traición que transmiten nuestras almas. Corazones huecos y fríos, distantes y sombríos, quedando sumidos en el olvido, y descompuestos por sentimientos sin sentido.
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