viernes, 18 de diciembre de 2009


Cuántas veces sentí que mi mundo se venía abajo, que no me querían de verdad. Cuántas lágrimas habré derramado por esa desilusión, por mis desamores. Pero aquí sigo, me caí, pero me levanté con más fuerzas. Pensé que nunca más me iba a volver a enamorar, tenía miedo de entregar mi corazón, pero soy tan débil que no lo puedo evitar. Me ilusiono rápido y me enamoro con mucha facilidad. Soy tan susceptible a que me lastimen porque doy todo de mí, me entrego por completo. Lamentablemente, aún no aprendo. Y siento que me estoy cayendo, una vez más siento que muero, que ya nada tiene sentido, que no quiero volver a querer. Porque si para saber lo que es querer, tengo que sufrir lo que estoy sintiendo, prefiero no hacerlo. Tengo miedo, y es que me duele, me duele demasiado; tanto que no aguanto este dolor. No sé que hacer, qué pensar. Siento que me muero, que me arrancan el corazón. Y es que aún no aprendo a jugar con el amor. ¿Por qué para ellos es tan fácil? ¿Por qué no les importa lo que uno pueda sentir? ¿Por qué tienen que ser tan egoístas, pensar solo en sí? ¿Y yo, qué? ¿Dónde quedan mis sentimientos? Me siento mal, ya no le veo sentido a mi vida, siempre es lo mismo, una vez más la historia se repite. Y me pregunto yo, ¿será que algún día encontraré la persona ideal? ¿Cuántas veces no pensé haberlo hecho antes? ¿Y cuantas me equivoqué? Tengo miedo de volver a querer, de aceptar que estoy enamorada y que quizás sea un error más. ¿Cuántos desamores tendré que pasar? Tengo miedo, de que me hagan sufrir una vez más, porque no sé si mi corazón tenga la suficiente fuerza para aguantar una desilusión más.

Voy a escribir lo que no me animo a decir de mi soledad y de mi corazón. Resulta difícil verte a los ojos para decirte que ahora ya no te quiero. No es novedad que entre ambos la magia no existe, y si estamos juntos estamos desiertos. Estas líneas son las que pronto vas a leer. Pero yo no voy a volverme un paso atrás, porque hace tiempo sabemos esto. Nos envolvimos en miedo, costumbre y recuerdos. Al abrazar nuestro cuerpos a nadie tenemos, te pasa lo mismo cuando hacés silencio. Abrazando ausencias. Abrazando ausencias. No podremos ser enemigos ni amigos que tienen en común la disputa o un ideal. No nos queda nada entre nosotros. Hasta me animo a decirte quizás aún me quieras. Pero no vale la pena. La lucha se acaba cuando simplemente, no vale la pena.

No sé si decir que no lo merezco, aunque no sé si lo merezco. No sé si perseverar y, ¿triunfar? No sé si hablar o callar, aunque creo que es mejor hablar a escupir porque ya sabe a rancio de tanto tiempo que estuvo guardado. No sé si decir te quiero o darte un beso o las dos cosas, o las tres. No sé si esperar, ¿esperar qué? No sé si lo siento o lo pienso, ojalá se pudieran las dos cosas. Ojalá yo pudiera las dos cosas. No sé si mirarte, aunque tengo miedo de que te des cuenta de demasiadas cosas y yo soy extremadamente transparente. No sé si quiero que coseches lo que sembraste antes o quiero que siembres de nuevo y cosechemos juntos. No sé si quiero verte llorar y darme cuenta de que me querés o prefiero verte reír y reirme con vos. No sé si las cosas REALMENTE pasan por algo. No sé si en TODO lo malo hay algo bueno. Sí sé que quiero tu compañía toda mi vida.

Es todo tan raro, avanzar en una escalera que no tiene escalones, basarte en cosas que son irreales, convivir con gente que cuando la abrazas es transparente, como espejismos. Es raro, tan raro como recibir un te amo que nunca sintieron por tí. Es tan raro como la gente sínica que no admite sus errores. Es tan raro como la gente orgullosa y hiriente que se va quedando sola, es tan doloroso, como ver que la gente que mas quieres se te resbala de las manos tan rápido como el agua. Es tan abstracto como las cosas que sientes. Es tan doloroso como cada lágrima que cae por el rostro. Es tan estúpido como los ojos hinchados que tienes todas las mañanas después de una noche fría. Y es tan real como los golpes que te das contra la pared después de escuchar las idioteces que se le ocurren a los demás. A veces tenemos que caer tantas veces para crecer, soy una adolescente y ni siquiera sé por qué el sol sale cada mañana, ni por qué se oculta cada noche. Sólo sé que nuestro ánimo es como el clima. A veces hay sol, otras veces es cálido, otras frío, otras lluvioso, como una tormenta en nuestro interior, y creo que muchas veces nosotros mismos somos los culpables. Quizás cada uno de nosotros merecemos los problemas, las sonrisas, como decian: Cada uno tiene lo que siembra. Pero creo que ese lema está mal. Nadie es merecedor del sufrimiento. El perdón es un don, muy grande que nosotros deberíamos comenzar a utilizar. El orgullo es uno de los peores sentimientos que existen, mucho más cuando hay gente que lo inventa donde no lo existe. Me da tanta pena, lástima que la gente que mas quiero de la nada cambie tanto. Que de la nada se vuelva como el aceite conmigo, y volcar un sentimiento tan lindo para cambiarlo por rabia, ira. Pero esta es la última vez, porque de esto se aprende. Ahora todo cambiará. Y no, no será como quiero ser una insensible. Porque yo no soy una insensible como cada una de las personas que matan los sentimientos de las otras. Solo seré yo una y otra véz, solo yo. Tan humilde como yo, tan ingenua como yo. Pero seré yo. Con mis defectos y virtudes, caeré una y otra vez pero yo sé que no estoy sola y que la gente que de verdad me valora como soy, me ayudará a levantarme una y otra vez en los caminos que me faltan por recorrer. La pena no me vencerá y la alegría de poder vivir me llenará, tanto como el amor que siento por cada una de las personas que me brinda un abrazo cuando más lo necesito.

Que no sea tarde para cantar, para aprender un nuevo idioma, para escuchar algo distinto, para volar, para vivir el amor, para caer y levantarme, para reír, para asombrarme, para equivocarme, para creer de nuevo, para arrepentirme, para ilusionarme, para volver a intentar, para tener un hijo, para escribir, para leer lo que no leí, para leer lo que antes no me interesaba, para entender, para animarme, para llorar, para perdonar.

Ya no quiero pensar en quién eres, no quiero pensamientos que puedan ilusionarme y encontrarme solo entre las sombras de mis pensamientos, en un laberinto sin final. ¿Cómo saber si aquello que expresas puede ser cierto o es simplemente un juego con mis sentimientos? Puedo imaginarte pero no tenerte, entonces de qué me sirve pensar en alguien que simplemente no existe, o realmente eso que dice sentir no va más allá de las palabras. Me gusta pensar que lo imposible no existe que es sólo una palabra que a veces utilizamos por miedo a fracasar pero cuando no depende de uno, ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo puedes lograr que lo imposible sea posible si depende de alguien más? ¿Qué circunstancias hay para que todo sea entre líneas nada más? ¿Qué señal debo esperar si a tus ojos no puedo mirar? ¿Cómo puedo ver tu alma si no tengo tu mirada? ¿De qué sirven tantas palabras si no entiendo los espacios en blancos que hay entre ellas?

Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras, transfórmate en quien eres.

· Nunca más me voy a quebrar por alguien, nunca más voy a mostrarme débil. Solo quedarán los rastros de este afán, del afán de sentir por sentir. De necesitar sin ser necesitado

Ahora, tomando un poco de distancia me encuentro con que tendría que haber visto las cosas como realmente eran. Fui demasiado ingenua, lo reconozco. Mi gran error estuvo en pensar que podías cambiar. Tendría que haberme dado cuenta antes de que en esencia vas a ser siempre el mismo. Y ya no puedo tolerar más eso. Te pido que no me hables más. No quiero que me llames, que me digas que te diste cuenta de que querés estar conmigo, que soy la persona para vos, y mentiras similares. No me escribas más, ya no quiero saber de vos. Ya no le encuentro sentido a que sigamos en este jueguito que no lleva a ningún lado. Es hora de que, finalmente, siga con mi vida. Si me querés, o alguna vez me quisiste, lo vas a entender. Espero que encuentres eso que buscás, aunque ni siquiera vos sepas lo que es.

No te creo ni una sola de tus palabras bellas. Son como una mano de pintura sobre una pared descascarada por el tiempo. En vano intentan hacerme una caricia en los oídos sordos de promesas. No quiero creerte. Tu boca deja salir frases sin fundamento, sin lógica, sin prueba científica de veracidad. Tus ojos se cubren de un velo invisible que quiere disfrazar el vacío que esconden detrás. No puedo creerte. Mi mente, sitiada por la diosa razón, se rinde ante el frío cálculo y especula. Y todo lo mide. Y no te cree absolutamente nada, aunque mi corazón se muera de ganas.

No me llames. No me busques. No me escribas. No me pienses. No intentes contactarme. No vuelvas a meterte en mis pensamientos. No invadas mis oídos con la música que escuchamos juntos alguna vez. No me dediques una canción. No me digas que me querés. No me beses. No me quieras querer. No me des una explicación. No me esperes. No me invites a salir. No me compres flores. No me escribas un mail. No me regales un chocolate. No me sorprendas. No me hagas sonreír ni llorar. No hagas nada más, que mi corazón ya está listo para olvidarte.

En medio de tantas palabras, ocupaciones y actividades, apareció tu fantasma, dejando ecos en medio del silencio, desgastando recuerdos, ahuyentando sonrisas. Y comencé a caminar para ver si desaparecía, pero el muy insolente no paraba de perseguirme, es que sabe cuando aparecer, parece que conoce cuando estoy bien, cuando mis sonrisas son grandes y hermosas allí estas tú, detrás de las sombras y en medio de la noche, tratando de conquistarme con mentiras haciéndome presa fácil, sin duda, sabes quien soy. Pero esta vez no contabas con mi escudo, con la lanza que ahora camina junto a mí, con esa bandera de la felicidad que ahora enarbolo, no, no estoy disponible para tí, la tristeza se fue a dar un paseo con la soledad y me contaron pronto pasarán a buscarte, que cuando las enviaste conmigo no leíste la nota al final del contrato que decía: En caso de que el receptor de este envío ya no requiera de alguna de nosotras, iremos a buscar a quien nos envió y así acompañarlo para siempre. Que tengas suerte con ellas, yo ya prescindí de sus servicios.

Fuimos a tomar el té, a meditar, a exiliarnos, a conversar con los rostros que se reflejaban en el río, en el río que hacían las lágrimas que ambas derramamos. No es la primera vez que dices que no, ni la segunda, ni la tercera. En realidad, ya perdí la cuenta. Te pedí que huyeras, te execré de mi vida, de di boleto de ida sin vuelta, te supliqué, te rogué, pero eres sorda, ciega, y tal vez un poco intrusa, siempre apareces cuando no te llamo. No entiendes que no es necesaria tu compañía. Pero como le explicas eso a la soledad, como le dices que no necesitas de su compañía cuando en realidad es tu sombra, cuando se diluye en un blues, en un café, en un beso perdido a la almohada en medio de la madrugada. Cuando se convierte en una nube de paso que no deja volver al sol. ¿Qué palabras utilizas? Para no hacerle daño, para que no llore como tu lloraste cuando lo dejaste partir y ella, muy amablemente acepto ser tu compañía. Aún sabiendo que no la querías, aún sabiendo que mentías.

Trato de seguir adelante, pero a veces es tan difícil. Hay momentos en los que me encantaría poder vivir encerrada en mi habitación, con mi música y mis elementos favoritos, sin tener en cuenta todo lo que está pasando afuera, sin tener en cuenta a nadie ni lo que piense de mí. Pero es entonces cuando la alarma suena y acá estoy otra vez, viendo qué puedo hacer para terminar ese día lo menos rota posible. Hoy me dijeron que todo tiene que ver con mi falta de autoestima. Y es así, no es ninguna novedad que no creo en mí. Es principalmente por eso que no creo en nadie ni en nada. No creo que haya nadie para mí, no creo que pueda ser capaz de volver a querer a una persona como quise en algún momento, no creo que viva lo suficiente como para decir el día que me muera: ¡Qué buena vida!, no creo, no creo, no creo.

No me gustaría dar un sólo paso sin pensar en tí. No me gustaría quedarme sola el resto de mi vida por una mala experiencia, pero siento que es contigo con quién quiero compartirla. No me gustaría escuchar canciones románticas sin sentir una punzada de dolor, porque eso significa que aún te guardo en mi corazón. No me gustaría estar sola en estos momentos, pero tampoco me gusta estar con gente que no lo entiende. No me gustaría que me olvidaras, no que hables de mí como alguien que fue y no como alguien que es. No me gustaría tener que decir adiós ¡pero un hasta luego es tan doloroso! No me gustaría no acordarme de las cosas que hemos pasado juntos, aunque a veces sea eso lo que me provoca estar tan triste. No me gustaría no soñar contigo desde que todo esto empezó. No me gustaría no despertar de esos sueños porque se alimentan de mis deseos más profundos y en el fondo me hacen daño. No me gustaría que me guardases en el cajón del olvido. No me gustaría seguir soñando con tus besos, con tus abrazos, tus palabras, tus caricias, tus problemas, tus alegrías, tus preocupaciones, pero no puedo evitarlo; te quiero y te necesito demasiado a mi lado, a cada paso, cada decisión. No me gustaría que dejaras de ser todas mis razones

Justamente miserable es como me siento, un poco menos que nada, algo completamente deshechable, un paquete que se puede dejar en cualquier lugar y en cualquier momento; desdichada e infelíz por todo el dolor que llevo dentro y no puedo sacar, y por todo lo hecho que no fue valorado en lo más mínimo. No sé por qué me dejaste, por qué me lastimaste de este modo, por qué me heriste sin importarte cómo me sintiera; pero lo que menos entiendo es cómo te sigo queriendo, extrañando y deseando como el primer día.

Quiero que sepas que me alejé de muchas cosas, que tengo muchos problemas no resueltos, que no quise lastimarte con la frialdad que te traté, que por las noches casi nunca puedo dormir cuando estoy triste, que me gusta reír mucho, que me encanta hablar con vos, que hay días que soy muy felíz, que siempre exagero mis ilusiones, pero que cuando no lo son lo doy todo. Que tengo ganas de abrazarte, que me arrepiento de no haberme despedido de vos la ultima oportunidad que tuve para verte, que es verdad que me gustaron algunos chicos, que es verdad que salí con algunos de ellos, que aunque escribía cosas de amor, era el amor que me faltaba no el que tenía, que definitivamente entre vos y hoy me equivoqué en muchas cosas, que traicioné mis sentimientos, que traicioné mis palabras. Que no creo que me creas pero me gustaría que lo hagas. Que me confundo y me equivoco. Que quiero que seas felíz, que no quiero que esto cambie nada. Que lo hago porque siempre hago lo que siento, porque vos tan estructurado y yo tan impulsiva. Porque siempre pensás las cosas mejor que yo. Que es un sentimiento que resurge, que está bien si no te importa, que está bien si no querés nada. Que vas a pensar que es momentáneo, que vas a esperar que se me pase, que tal vez se me pase si no te tengo. Que esta es mi forma de decirte que lo siento, que no tengo nada que esconder. Que no vas a entender nada y yo tampoco entiendo. Que son las vueltas de la vida. Que aunque haya pasado tanto tiempo quiero estar. Y si quiero estar es porque te quiero

No quiero olvidar, pero sí dejar atrás mi pasado y mirar al futuro cara a cara, ser capaz de dejar atrás lo que me tortura y buscar un hoy capaz de satisfacerme y borrar los delirios del ayer para poder enfrentarme al mañana. Cuan difícil es cerrar la puerta del pasado y abrir una nueva puerta al futuro. El pasado por duro que haya sido lo conoces, duele, pero ha enriquecido de alguna manera. En cambio, la puerta del futuro, no sé qué me depara. Tengo miedo a cometer los mismos errores del pasado por haberlos dejado atrás.

En este momento hay seis mil millones, cuatrocientos setenta millones, ochocientas dieciocho mil, seiscientas setenta y una personas en el mundo. Algunas corren asustadas. Otras vuelven a casa. Algunas dicen mentiras para llegar al final del día. Otras simplemente están enfrentándose a la verdad. Algunos son hombres malvados en guerra con los buenos. Y algunos son buenos, luchando con los malvados. Seis mil millones de personas en el mundo. Seis mil millones de almas. Y a veces, todo lo que necesitas es una.

El hilo duele al trapecista en los pies. No le sirve de nada retroceder, porque allí ya ha estado. Debe cruzar, avanzar por el hilo, sin mirar atrás, sin mirar abajo. Con la cabeza alta, de frente. Sin red, sin cuerdas que le aten. Cruza valiente, con la admiración de todos. Y al llegar al otro lado sonríe satisfecho, feliz, tras superar el obstáculo, consciente de que desde abajo nadie podía ver que le perseguía el miedo. Todos somos, trapecistas.

Se me han borrado las palabras. No se a quién escribir ni en quién pensar. No me apetece ni recordarte, ni tenerte presente. Hoy no serás mi musa, ni vendrás de la nada a recordarme el ayer. Me quedo aquí callada, gritando en blanco. Llegaré con tu recuerdo y me iré con nuestro presente. Sabiendo que tus ojos me recordarán que no te tuve, que tus brazos me dejaron escapar, que tú y yo somos utopías. Cerca, lejos o rozándote con los dedos. No me cansaré de repetirte que hoy, no pensé en tí.

Me gustaría ser capaz de hacerte sentir el dolor que yo estoy sintiendo, no para que sufras y te sientas mal, sino para que veas cómo es, hasta qué punto duele. Ser capaz de hacerte ver que me desilusiona que cometas una y otra vez el mismo error, el que prometiste subsanar tantas veces. Hacerte sentir que duele más una promesa rota que una bofetada, una mentira que otra bofetada, una decepción que otra bofetada más. Te quiero, te quiero mucho y me gustaría que ahora, mientras lloro, me abraces y me digas que no va a haber más mentiras. Y me gustaría creérmelo, e ilusionarme y volver a sentirme viva y llena, y con ganas de hacer mil cosas juntos, con ganas de sonreír como una idiota sólo porque estoy con vos y soy feliz. Y cuando tomo el teléfono para decirte que estoy realmente dolida y que no quiero verte, ni que me llames, se me rompe algo dentro porque sé que esta vez es de verdad. Que esta noche no voy a llamarte como cada noche, que va a ser la primera vez en muchísimo tiempo que no es tu voz lo último que oigo al irme para la cama.

No voy a hablar de la felicidad. Ni siquiera voy a mencionarla. Prefiero hablar de cotidianeidades. Prefiero hablar del olor de las tostadas, del sol en una punta de mi ventana, en función privada, sólo para mí. Prefiero hablar del placer de una tarde de lluvia, de la agonía del día, de la comida casera. Prefiero hablar de mis mañanas domingueras, con libros, mate, medialunas, todo, todo en la cama. Prefiero hablar del olor a asado y de las tardes enteras a la sombra. Prefiero hablar del encuentro furtivo con un libro imposible, escondido desde hace años en el último estante. Prefiero hablar de fisuras por donde se filtran en cualquier momento las caras amigas. Prefiero hablar de noches de café, de viajes y de mochilas. Prefiero hablar de la propagación de risas, de las interminables discusiones en torno a lo absurdo. Prefiero revivir nuestros abrazos, besos. Prefiero hacer un intinerario de nuestros viajes quiméricos. Prefiero hablar de futuros inmediatos, de onomatopeyas inventadas, de estadísticas falsas. Prefiero hablar de vos con todos los personajes imaginarios que viven conmigo. Prefiero pensar en vos, y dispersarme y volver a pensar en vos, siempre. A vos. Te prefiero a vos.

Cansada de no poder pensar en otra cosa. No existe otro motivo por el cual yo siga acá. Cansada planear días diferentes, y que sin querer terminen violentamente, tan distinto a lo que esperaba. Cansada de llorar, de dejar frases incompletas; de pensar en lo que pudo ser y encontrarte en todo momento. Cansada de escuchar solo reproches, y extrañar un te quiero al final del día. Cansada de tropezar con mis errores una y otra vez, no importa cuanto suplique. Estoy cansada de pedir perdones y permisos. Y aún así, yo nunca te pediría que te fueras, y sabés que vos nunca me dejarías ir. Cansada de censurar pensamientos, de necesitar tus besos. Y aún así, no existe otro motivo por el cual yo quiera seguir acá.

Escúchame, no digas nada, sólo mírame a los ojos y deja que mis palabras lleguen a tus oídos, permite que mis manos te expliquen lo que siento por tí, que en un beso pueda decirte que eres todo para mí, que en una mirada intente describir la emoción que provocas al tomar mi mano. Escúchame, sé que no sientes nada por mí, que piensas que esto no puede ser, que existen mil pretextos para no arriesgarte, que crees que vas a llorar y sufrir una vez más, pero te has equivocado, porque si me regalaras una noche te entregaría mi esencia, te besaría como nadie jamás lo ha hecho, te regalaría mi corazón sin pedir nada a cambio.

Si nada es para siempre, ¿Por qué sigo dando vueltas? ¿Por qué vuelvo a pasar una y otra vez por el mismo lugar, por los mismos recuerdos? En algún momento del camino los pierdo, pero vuelven. O yo vuelvo a ellos, es igual. Quizás yo me alejo y vos los acercás. Siempre te ingeniaste para volver, para desarmar mi vida, desordenar mis pensamientos. Siempre volvés, o yo vuelvo. Y es el mismo círculo. Distintas direcciones. Pero siempre en algún punto del camino te vuelvo a encontrar, o vos me encontrás a mí, no sé. Es igual. Es la misma parodia que se repite una y otra vez. Tu sonrisa, mis lágrimas. Tus ojos, mi cielo. Tus abrazos, tu respiración en mi cuello. Mis besos, los tuyos. Y la realidad que se filtra, la distancia que se pone en el medio. Los recuerdos que se pierden, y en un segundo más ya no te veo, no te escucho ni te siento.

Me cansé de mí, de mis pensamientos, me cansé de llorar para sentirme bien, me cansé de pensar que vendrán tiempos mejores, me cansé de sonreír y decir Estoy bien. Me cansé de poner el mismo CD cada vez que pienso en vos, me cansé de tener que ser yo la que inicia la conversación, me cansé de preguntarte que te pasa, me cansé de tu indiferencia, de tu rechazo. Me cansé de caminar por las mismas calles, el mismo colectivo; el mismo tren, los mismos asientos, los mismos caminos; la misma gente; la misma rutina. Me cansé de mi ropa, de mis complejos, me cansé de llorar, de pensar, de sentir, me cansé de arruinar todo, de no iniciar nada. Sí, me canse de todo lo que me rodea, pero es cuando me canso de mí que empiezo todo de cero. Aprendí con el paso del tiempo a convivir con mi propio hartazgo, a remar contra mi rutina, a luchar contra mis miedos y a evitar los errores. Hoy puedo estar harta de mí misma, pero siempre te estaré observando. Porque aunque me canse de mí, aún no encontré la fórmula para cansarme de vos.

Hay algunas cosas que a pesar de hacernos daño, o de doler, que a veces es lo mismo y a veces no, no queremos olvidar. Otras querríamos olvidarlas y están grabadas a fuego en la memoria, tatuadas con lágrimas en las mejillas, esculpidas en las arrugas de la frente. Yo no quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, ni quiero olvidar por qué. No quiero olvidar que hay ojos que no necesitan mirar para contar porque se adivinan en la distancia. No quiero olvidar que hay amores que matan y puños que atan. No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida. No quiero olvidar que estoy viva ni que mañana puedo no estarlo. No quiero olvidar que el amor existe, que alguna vez quise y me quisieron, y que a veces el amor duele tanto como el desamor, o incluso más. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunos amaneceres, algunas personas. No quiero olvidar el olor de un bebé, ni una risa infantil, ni el primer adiós. No quiero olvidar. No quiero perder cosas. No quiero que con el paso de los años olvide como me sentía en mi cumpleaños cuando era niña. O la primera vez que ví el mar. O aquellos veranos en el pueblo con los abuelos. Aquellas tardes jugando en casa. Aquellos momentos, Aquellos años. Aquellos días. Aquella vida.

Dueles, y mucho, te echo de menos. No pudo ser, ya lo sé, pero desde el principio ya lo sabías. Dueles. Demasiadas cosas hubieron que tú nunca sabrás. Demasiadas cosas me hiciste sin darte cuenta que nunca te diré. Demasiado tiempo esperando una respuesta. Demasiado tiempo preguntándome qué paso, qué fue lo que hice mal. Ya no te quiero, es cierto, pero no porque mi corazón haya dejado de pensarte, sino porque las heridas aún no han cicatrizado y aún duelen. Fuiste mi todo: mi alegría, mi pena, mi vida, mi ilusión, mi decepción, mi dolor. Lo fuiste todo, lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste. Dueles, pero en mí ya no hay rencor, no serviría de nada que lo hubiera. Dueles, pero ya te estoy olvidando.

Hoy quiero dejar de recordarte, hoy quiero olvidarme de tu esencia. Quiero creer que puedo seguir sola. Quiero probarme que soy más fuerte sin vos. Quiero aprender de mis errores. Quiero mirar otros ojos. Quiero estar rodeada de otra gente. Quiero borrarme tu teléfono. Quiero no pensarte. Quiero romper una a una todas tus fotos. Quiero encerrar todo recuerdo. Quiero no volver a escuchar tus melodías. Quiero que tus palabras ya no lleguen. Quiero ser inmune a vos.

Ensayo caras para el día que te vuelva a ver, pienso ignorarte, rechazarte, que te des cuenta de lo que perdiste, de lo equivocado que estás. Por otro lado no logro entender por qué sigo tan pendiente de vos, por qué estoy tan asustada. Antes pensaba en vos todo el tiempo, ahora escucho alguna canción de amor y evito pensarte. A lo mejor es solamente costumbre y no un sentimiento reprimido. Cuando pienso en volver a verte me imagino fabricando caretas, en defensa constantemente. Y sinceramente no me siento preparada para hablarte, no quiero hacerlo y tampoco creo que sea necesario. Quiero olvidarme de todo. La última vez que nos vimos te pusiste nervioso y eso me hizo sentir segura, por eso me viste tan tranquila, pero no sé que hubiera pasado si me mirabas a los ojos. Tampoco sé que sentiría. Algún día lejano nos vamos a cruzar y no tengo idea de lo que va a pasar, el tiempo tiene todas las respuestas y seguramente vamos a estar preparados, con las cosas en claro y vamos a volver a ser dos desconocidos. Solo sé que tengo ganas de seguir con mi vida, conocer un verdadero amor y que el miedo no me hunda en un pozo de soledad. Por tu lado espero que te des cuenta de las cosas, de eso que no tenés presente: El amor. Algún día te vas a entregar a alguien y espero que no te haga lo que vos hacés. Quizás me tengas en cuenta el día que madures pero supongo que voy a estar muy lejos tuyo en ese momento. No sé que sentís, pero me convencí que lo mejor va a ser olvidarme de vos. Y no te odio, solo quiero olvidarte. Ojalá cambies porque los años pasan, uno va necesitando lo sólido, lo concreto. Ya estás grandecito para llevar esta vida. Yo por mi parte prefiero tomarlo como una ilusión pasajera, un loco recuerdo. Tengo tanto por vivir y tantas ganas de hacerlo que no voy a retenerme en algo que pudo ser y no fue.

Te dejé mis preocupaciones, mis manos traspiradas, mis risas y mis anhelos; te dejé mis caprichos, mis influencias, mi música, mis pasatiempos; te dejé un par de llantos y juegos de mesas, algunas caricias y todas mis dudas. Y de verdad no me acuerdo como sigue esto, pero ... Sí, es verdad. Hoy vuelvo a hablar de vos. Hoy de nuevo pienso en vos. Te juro que no quiero que sea así, que hago todo lo posible para olvidarte, para sacarte de mis pensamientos. Me prometí nunca decirte cuánto te necesitaba, cuánto quería que te quedaras conmigo para aliviar esa despedida, para hacer las cosas más fáciles. Me prometí no caer otra vez en lo mismo. No llorar, no regalar mis lágrimas por los rincones. No puedo hacerlo. Fracasé en todo lo que prometí no volver a hacer. De verdad no puedo hacerlo, y me decepciona tanto querer no pensar tanto en vos, y sin embargo sos lo único que realmente necesito ahora. Todo el día pensé que ibas a llamar, en todo el día no me despegué siquiera un segundo de acá, y sin embargo es tan temprano. Y todavía te extraño. Creo que de alguna forma el tiempo va a decidir que hacer conmigo. Todo era tan perfecto. Te juro que no me arrepiento de nada y no imagino que hubiera pasado si de verdad siguieras acá, si hubiera pasado más tiempo entre nosotros.

Debo dibujar una gran y falsa sonrisa en mi rostro frente a los demás, y guardarme las lágrimas para mi, sólo para mi. ¿Por qué tengo que aparentar que todo esta bien cuando no es así? Cuando realmente solo tengo ganas de llorar y llorar por ese gran dolor que todos a mi alrededor producen. Debo guardar todas las lágrimas y esperar que llegue la noche para poder soltarlas y mojar la almohada, no teniendo a nadie ni a nada que me sirva de consuelo, ni que me pueda explicar porqué ocurren estas cosas, ni que pueda responder a mis preguntas y ni siquiera a nadie que tan sólo seque las lágrimas de mi cara. Pero al rato todo queda olvidado y el sueño se apodera de mí, al otro día hay que volver a dibujar esa gran sonrisa en la cara y dejar las lágrimas en la almohada.


· Juro que me armé de paciencia y concluyo que no llego a ninguna parte si todo se trata de pensarte, de extrañarte y regocijarme en esta ausencia, esta, que tengo hace meses que, después de todo es lo único que dejaste que no me deja sola, que no me deja tranquila.

No, no. Hoy no. Hoy no estoy para escucharte, no estoy para vos. Estoy cansada. Cansada de aburrirme, cansada de planear y planear; cansada de pedir permiso; de pedir disculpas. No estoy para nadie. No estoy para hablar de mí, no quiero hablar de él. Estoy cansada, sí, cansada de pensar en todos; cansada de pensarlo todo. Cansada de extrañar; de querer todo lo que no es mío. Cansada de intentar arreglar las cosas; de no verte ni tenerte. Estoy cansada de mí. Estoy triste.

Y no sé. Debe ser que capaz, todavía me queda por decirte algo, o peor aún, todavía tengo ganas de escucharte. Sé que no puedo negarte nada o, puedo afirmartelo todo pero ya dejó de ser amor, de esto estoy segura: No porque ya no me atraiga nada de vos, por el contrario, no entiendo como funciona esto, pero celo aún los besos que dejas y envidio cada abrazo que regalas. No estoy esparando nada cambio, ya no, porque la espera me cansó; tus movimientos en falsos y acercamientos interesados. De eso sí que me cansé, de tus actitudes ilógicas y esos reproches sin sentido alguno, de miradas misteriosas, de celos en contra mano, me cansé: De esperar una respuesta de esta relación de reciprocidad sin nada que decir sin recibirte, porque de hecho te esperé, y Dios sabe cuánto es lo que te quiero. Pero me agotó, esto de especular con tus decisiones para poder tomar las mías.

Te escribo recostada en mi cama, extrañándote como siempre. Hoy me encuentro vacía sin saber mucho que hacer por estos días en que no te puedo ver, siempre es así, a veces creo que la espera me vuelve un poco loca de amor porque extrañarte es lo más bonito y triste que me ha pasado. Te extraño a pesar de que conversamos a diario. Te extraño cuando el viento se cuela por mi ventana, el frío me envuelve y me recuerda que no estás aquí para abrazarme. Te extraño, siempre te extraño, tus palabras, tus caricias, tus besos, nuestras conversaciones y tus divertidas ocurrencias que me hacen tanto reír. Te extraño cuando camino por la calle y quisiera ir tomada de tu mano. Te extraño tanto que a veces quisiera no extrañarte, no porque no te quiera sino porque tengo miedo de quererte tanto. Te extraño, siempre te extraño.

No, no puedo evitar recordar. Si tan sólo pudiera olvidar. Si tan sólo pudiera. Y Nostalgia lo sabe. Sabe que no he podido olvidar. Sabe que pienso en aquello que no fue. Sabe que de tanto en tanto no soy tan fuerte y que siento mis manos vacías. Sabe que de tanto en tanto quisiera la ternura que no me atrevo a admitir. Sabe de aquellas noches insomnes en las que agobiada por todos aquellos recuerdos no puedo dormir. Lo sabe y con la batalla ya ganada sólo espera. Mientras tanto yo miro por la ventana e intento ignorarla. Intento mantenerme a flote. Intento sobrevivir de a un solo día cada vez. Aunque sepa que tarde o temprano mis ojos vacilarán, mis manos se sentirán vacías y sentiré una profunda Nostalgia apoderándose de mi alma. Porque ella llegó de visita, y no se irá tan fácilmente. No, no se irá.

Y me siento estúpida. Sin solución. Si te dejo ir, no creo que hagas nada para volver. Vas a pensar que es lo mejor. Si te sigo esperando, si te sigo buscando, sé que te gusta. Pero me siento estúpida. Sé que me querés cerca, pero quiero que hagas algo para que me quede cerca. Si pudiera hacer desaparecer tu pasado, tus dolores. Tus desilusiones. Si pudiera espantar tus miedos, secar tus lágrimas y darte nuevo aire. Si pudiera ser quien te rescate, quien te haga sentir que se puede. Si pudieras creer en mí. Si tan solo pudieras ver un poco lo que hay en mí. Si el destino nos volviera a unir. Si la distancia no existiera. Si pudieramos fundirnos en un abrazo eterno y dejar atrás nuestras tristes historias. Si nuestro presente fuéramos nosotros, y no la nostalgia de otros momentos. Si me quisieras más de lo que tengo miedo que me quieras. Si sirviera de algo estas fuerzas y estas ganas. Si la voluntad pudiera traerte a mi lado. Si supieras que te busco, día y noche. En cualquier lugar. Si supieras que sos mi primer pensamiento del día y mi último antes de dormir. Si supieras que necesito soñarte y abrazo mi almohada pretendiendo tu cuerpo a mi lado. Si supieras la desesperación correr por las venas y la necesidad de tu calor que me hace temblar el pulso. Si supieras que extrañarte duele en la garganta, en los músculos, en la piel y en los poros. Si supieras más de mí.

Algunas veces siento que el mundo es tan grande,y me siento tan pequeña. A veces creo que estoy en una conversación conmigo, donde yo misma me ignoro. Creo que me pregunto y no me respondo, supongo que en el fondo sé que soy demasiado sensible como para hacerme sufrir, porque la verdad nos hace sufrir. Veo cómo se me va el tiempo, que todo se me escapa de las manos, que lo que tanto busqué se está yendo, y no sé cómo retenerlo. Que todo lo que tengo de a poco lo pierdo. Que necesito unos brazos que me tengan fuerte por horas.

Prometí miles de veces no quererte más, intentar olvidarte, pero más pienso más me acerco a vos. Desearía poder cambiar todo y ser amigos, como antes, siempre te quise, pero sé que sin ese beso nada de esto hubiese sucedido. Me acostumbré a odiarte, pero cada vez que me resigno a no tenerte más, volvés a aparecer, de mil maneras, mezclado entre la gente. Juro que no sé cómo explicarte lo que siento, y sé que mis silencios para vos no valen nada, pero para mí son mucho más de lo que imaginás. Y a pesar de todo esto, lo único que quiero es que seas feliz, y lo sabés, porque vivo recordándotelo. Sos la persona que más tiempo me robó, y la que más " te odio " escuchó. Juro que borraría todos los recuerdos de mi mente, que no miraría nunca más tus fotos. Pero no puedo. No sé qué me pasa. Será que no puedo entender cómo es que no entendés que realmente me gustás, y que nunca te intentaría dañar, ni hacerte mal. Te odio. Repito, te odio. Más te odio, porque sé que esto no te va abrir los ojos, y todo lo que te dije y te digo, sólo hacen que estés un tiempo conmigo,y después todo termine. Supongo que cuando comprendas será tarde, que ya no me encontrarás. No te perdono nada. No, no te perdono, porque nunca pudiste hacerme mal, no entiendo cómo puedo seguir queriéndote después de todo lo que pasé por vos. Te odio. Entendelo por favor, te odio. Y lo único que puedo decirte es que no te quiero volver a hablar, no te quiero volver a ver, no te quiero volver a escuchar, no quiero que me llamés más, no quiero que me escribas, no quiero que me mires, no quiero nada. No quiero nada. Y por favor no creas nada de lo que dije antes. Porque es lo único que me recuerda que estás, que pensás, que me recordás. Quisiera dormirme por siempre soñándote, no puedo estar así, no sé cómo olvidarte, no puedo entender cómo se puede olvidar tan fácil. Ojalá algún día sepas cuánto te quiero, y cuánto bien me hacés. Ojalá pudiera robarte, llevarte para siempre conmigo. Te odio.

Me siento mejor si sé que estás feliz, y en cuanto me dices lo mucho que me extrañas, que no puedes olvidarme, desmorono por fuera, y por dentro, por dentro siento la seguridad de saber que he hecho las cosas bien, pues dejé una marca mía en tu piel. A eso apunto siempre que caigo en esta puta trampa, de ver quién abandona primero. Yo, por mi parte, siempre salgo perdiendo. Y recibo algún mensaje furtivo de no haberme salido de ti, entonces te digo que me debes olvidar, y cuando escucho tu susurro decir que no puedes. Lloro por fuera, trato de mostrarte lo mala que soy, pero por dentro sé que más te gusta, que eso te enamoró, que mi estúpida necesidad te conquistó. Y lo único que consigo es que me quieras más, más, siempre que me veas, un poco más. Y pone mal, me bardea no sentirme pésima por haberte hecho cagar, por escapar de mis tesoros más rápido de lo que los encuentro. Me saca no ser constante, y querer escapar cada vez que pronuncian la palabra compromiso. Me pone mal, saber que sólo con él quiero una relación, sólo con él quiero formalidades, quiero paseos de la mano, sólo con él mañanas y noches, sólo con él esa palabra me hace sentir bien. Me desequilibra que no pueda ser con vos, porque siempre termino entendiendo lo mucho que me querías.

Me he dejado pisar, basurear, usar. He dejado que hicieran lo que quisieron con mi cuerpo, con mi mente y mis deseos. De muchas cosas jamás me recuperaré, otras tantas las olvidaré con el tiempo. Cada una de ellas me ha dejado una marca. Él me pide que use cicatrizante para sacarme las huellas en los brazos: Yo quiero que esas marcas se queden. Las siento unas marcas de mis brazos, los miles de dolores que me trajeron sangre no voy a olvidarlos. No quiero que las marcas se vayan. Se iran con el tiempo, con la posibilidad de olvido, con el aprendizaje. No soy brillante ni la mejor, no soy la mas coherente tampoco. Soy poco, y de lo poco que soy, poco entiendo. Sobrevivo. Sigo viva. Paso por alto lo negativo, lo reprimo, lo guardo en lo mas reconito de mi ser o lo transformo en historias que jamas pasaron. Junto memorias, me aislo, me pierdo. Escribo.

Conversando con mi soledad, mientras tomamos café, nos reímos una de la otra, conocemos cada detalle de tí. Y pensar que seguimos creyéndote. Que infamia pensar que cambiarás, que tristeza pensar en el olvido, de una vez por todas asumir que no volverás, que es hora de decirte Chau, Adiós, Hasta Siempre. Nos engañamos recordando, nos consolamos, nos acrisolamos en detalles que quizás nunca existieron. Escuchando los murmullos del tiempo, seguimos embriagándonos en fotos mutiladas por tu ausencia y en caricias dejadas en la almohada, allí, en aquel lugar donde habita el olvido.

Me cansé, quiero volver a nacer. Quiero salir, quiero vivir, olvidarme de todo y pensar en mí. Quiero mirar una peli repetida, fumar a escondidas. Soñar despierta con tu voz, quedarme ciega de tanto mirar el sol. Quiero cansarme de escuchar la misma canción, dormirme mirando televisión, llamarte sólo para escuchar tu voz. Jugar al poliladron con vos, saltar la soga, inventar una poesía que no rime ni se trate de amor. Quiero cazar bichitos de luz, comerme un bubaloo, sentir que todo lo puedo, sentir que todo es juego. Quiero volver a nacer, vivir todo otra vez. Sin penas ni orgullos, sin llantos ni disgustos. Sólo quiero volver, pero conociéndote otra vez.

Ojalá llegue pronto la mañana en que despierte y te vea a mi lado. Ojalá llegue pronto el día en que pueda acariciarte, y decirte todas las cosas que he mantenido escondidas dentro de mi corazón. Ojalá llegue pronto la tarde en que no tenga que esperarte más, y pueda abrazarte hasta quedar sin fuerzas. Ojalá llegue pronto la noche en que pueda besarte hasta que el sueño derrumbe mis sentidos. Ojalá llegue pronto la madrugada en que pueda seguir amándote hasta la eternidad.


· Porque nunca nadie va a entender lo que tenemos, porque nunca nadie va a entender quiénes somos cuando estamos juntos. Porque nunca vamos a tener que explicárselo a nadie.

Te espero. Siempre te espero. Vos seguís con tu vida, y yo sigo esperándote. Y venís, es cierto, a veces venís. Porque vos podés venir cuando querés, yo, en cambio, sólo puedo estar para cuando vos vengas. No sé si te quiero, o si sólo quiero lo que quise, o si quiero no quererte, o si quiero no querer dejar de quererte y ya lo hice hace tiempo. Volvés y me provocás sentimientos únicos, de los cuales me cuesta desprenderme. Me hacen sufrir, pero de alguna manera también me dan vida, y no sé cómo hay que elegir. Creo que ya no sé quién sos, y me niego a aceptarlo. Y ya no sé quién soy cuando estoy con vos. Ojalá no hubieras vuelto, ojalá no así. Y sin embargo, ahora que estás, no puedo dejarte ir.

Hace mucho tiempo que tengo ganas de hablar con vos, de verte reír, de escucharte. Hay días que me digo: Bueno, voy a tratar de olvidarme y no mandarle mensajes porque no quiero joderlo o molestarlo, pero te das cuenta que no llego ni a los dos días de no mandarte un mensaje ni de decirte nada porque realmente estoy constantemente pensando en vos, en tus cosas, en si estás bien o mal y todo lo que tenga que ver con vos, porque necesito de vos, a tu persona, solo vos me podés calmar y con vos siento que todo va bien y que no necesito de nadie más, ni de mis viejos, ni de mis amigos, ni primos nada y eso te hace diferente de todas las personas que están y que pasaron por mi vida.

Despues de ti no hay nada MAS

Despues de ti no hay nada MAS

Cuando pienso que el mundo es frio, triste y cruel, aparece alguien como vos y arruina todo GRACIAS!

Empezaron a atormentarme una serie de reflexiones que no se me habian ocurrido antes

Empezaron a atormentarme una serie de reflexiones que no se me habian ocurrido antes
no sabia que me proponia a herirlo tan despiadadamente

Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta que punto estuvo justificada...

Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta que punto estuvo justificada...
Tambien el parecia estar solo

No pasa nada, estoy mas normal que nunca y SIEMPRE escucho esta cancion

No pasa nada, estoy mas normal que nunca y  SIEMPRE escucho esta cancion
El amor es como las plantas, necesita agua, luz, y muchos cuidados

Hablas y no te escuchas, deberias aprender que esto no se basa de pretextos

Hablas y no te escuchas, deberias aprender que esto no se basa de pretextos
Es que no existe modo de perderme en tus silencios cuando callas ese te quiero

Y llegaste tu y me has inundado mi alma de tranquilidad

Y llegaste tu y me has inundado mi alma de tranquilidad
Me has llenado el corazon de vida

Si te sientes perdido con tus ojos no has de ver, hazlo con tu alma y encontraras la calma

Si te sientes perdido con tus ojos no has de ver, hazlo con tu alma y encontraras la calma
Siento del viento celos por acariciar tu cara cada mañana