miércoles, 23 de diciembre de 2009


· Y más tarde, cuando logre aniquilar tu recuerdo y por fin de él no quede nada, sabré que lo más dificil de olvidarte es llegar a admitir en esta lucha interna que me despabila, que lo más importante en mi vida eras vos. Luego, querré demostrarle al mundo que pude sola, improvisando nuevos gestos, nuevas miradas, aunque por dentro me carcoma el llanto, me despeine la tristeza.

Ocurre que a veces, hay oportunidades en las que crees que no hay forma, que las cosas salgan al revés y te jugas al todo o nada, balanceándote en la cornisa del error, confiado en que no caerás nunca, pero ocurre que si podés caer. Ocurre que a veces, la vida se te cambia en un segundo, tu mundo deja de ser tuyo, ya no hay algo que tengas que entender, porque no reconoces nada. Ocurre que a veces, de pronto y sin pensarlo, llegas a divisar la cornisa desde tu fosa y añoras los tiempos en los que caminabas desprevenido, y una sonrisa se dibujaba en tu boca. Ocurre que a veces, lloras sin lágrimas, lo que pudo ser y no fue, lo que fue y nunca será de nuevo, lo que es y no te gusta que sea, lo que querés que sea y no será jamás.

La competencia es larga y al final, solo competís contra vos mismo, recordá los elogios que recibas, olvidá los insultos (pero si conseguís hacerlo, decime cómo). ESTÍRATE. Quizás tengas hijos, quizás no. Quizás te divorciés a los 40, quizás bailés el vals en tus 75º aniversario de bodas. CANTÁ. Hagás lo que hagás no te enorgullezcas ni te critiqués demasiado, siempre optarás por una cosa u otra. DISFRUTÁ de tu cuerpo, aprovechalo de todas las formas que puedas. No le tengas miedo ni te preocupes de lo que piensen los demás; porque es el mejor instrumento que tendrás jamás. BAILÁ, aunque tengas que hacerlo en la sala de tu casa. No jugués con los sentimientos de los demás, no toleres que la gente juegue con los tuyos ... Y todos los días hacé algo a lo que le temas, luego RELÁJATE.

Busco a alguien que me quiera, que me sepa comprender, que me conozca realmente como soy, y que aún así me llegue a querer. Alguien que me acompañe en la risa y en el llanto. Alguien que me haga sentir lo que valgo, lo que es amar. Alguien que llegue a conocerme debajo de este disfraz, que sepa mis frustraciones, que viva mi soledad. Alguien que entienda mis penas o mis ganas de reír. Alguien que me consuele y me de ganas de seguir. Necesito a alguien que me brinde compañía, alegría, amistad. Alguien que en mí confíe y que me enseñe a confiar. Tal vez suene egoísta, pero quiero a alguien para mí, que me de todo su tiempo y que me enseñe a vivir.

Quisiera armar en estos días, un hermoso árbol de Navidad. Y colgar, en lugar de los regalos, los nombres de todos mis amigos. Los de cerca, y los de lejos. Los de siempre y los de ahora. Los que veo cada día, y los que raramente encuentro. Los siempre recordados, y los que a veces se me olvidan. Los constantes y los inconstantes, los de las horas difíciles, y los de las horas alegres. A los que sin querer herí, sin querer me hirieron. Aquellos a quienes conozco profundamente, y aquellos a quienes apenas conozco por sus apariencias. Los que me deben, y a quienes debo mucho. Mis amigos humildes y mis amigos importantes. Por eso los nombro a todos, a todos los amigos que pasaron por mi vida. Los que recibirán este mensaje y los que no lo recibirán. Un árbol de raíces profundas para que vuestros nombres nunca sean arrancados. Un árbol que al florecer el año próximo, nos traiga ilusión, salud, amor y paz. Ojala que en Navidad, nos podamos encontrar para compartir los mejores deseos de esperanza, poniendo un poco de felicidad en aquellos que todo lo han perdido. ¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO PARA TODOS!

No es que tenga miedo. Es que esta vez, prefiero no equivocarme en el comienzo. Podés pensar que me deshielo de a poco, que pienso mucho, que siento menos. Podés pensar lo que quieras; pero no quieras dejar de creer en mí. No es que tenga miedo. Me estoy dando tiempo de estar firme y no volver a caer. No pienses que me alejo. La distancia de tu boca a mis besos no se mide en metros, yo alcanzo a tocar tus labios cada vez que suspiro. No es que tenga miedo, es que prefiero no cometer error. Prefiero no decir nada que te dé vida hoy, y te la quite mañana. Lo mismo para mí. No es que tenga miedo, es que prefiero no sufrir.

Siempre es preciso saber cuando se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando puertas. Cerrando capítulos. Como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos. Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruír recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si andás por la vida dejando puertas abiertas, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo. Es salud mental, amor por vos mismo desprender lo que ya no está en tu vida.

Aunque trates de borrarlo, aunque no dudes que es parte de tu pasado, no me podés negar que cuando escuchás ese tema que alguna vez escucharon, cantaron o estuvo en algún momento de los dos, no te acordás de él. A mí no me digas que no te acordás de él cuando pasas a metros de la esquina de su casa, cuando no olés su perfume en la calle, cuando ves a alguien parecido a sus amigos, cuando te dicen ese apodo con el que él tanto te llamó, cuando te dan consejos que ya oíste pero de él, cuando lees esto. A mí no me lo podés negar ...

Para no sentir, traté de no verte; para no llorar, preferí la apatía; para no extrañarte, la indiferencia; para no quererte, el odio. Para olvidarte, elegí simplemente no recordar; para que sea menos doloroso, me anestesié el corazón con mentiras; para no lastimarte ni lastimarme, quise evitarte. Para seguir viviendo, traté de olvidar que tú también me olvidabas y que alguna vez nuestras vidas se juntaron para compartir tantos momentos. Para ser feliz, conté tus risas; para estar triste, lloré tus lágrimas; para sentirme querida, volví a buscar tus brazos. Para sentirme odiada, recordé las veces que me buscaste; para no tenerle miedo a la soledad, imaginé que todavía estabas; para pensar un poquito menos, fuí egoísta como de costumbre y pensé en mi misma. Para corregir mis errores, preferí borrarlos de mi memoria y creer que todo iba a estar bien; para no necesitarte, me independicé a mi manera. Para poder cargar conmigo misma, intenté olvidarme; para intentar detener el mundo, paré el tiempo en los segundos que pasé sin tí y solo me quedaron los momentos más maravillosos. Para obtener mi propio perdón, me auto-convencí de que tú estabas perfectamente bien; para ocultar mi miedo a perderte, dejé que te fueras sin tratar de hacer algo para impedirlo. Para no pensar en el presente y mucho menos en el futuro, recordé el pasado; para no aclarar mis dudas, dejé que me conformara con los inconstantes rumores. Para ayudarme a estar contenta, respeté mis decisiones y con dolor, acepté el final que yo misma decidí. Para falsificar tu presencia, me acerqué a ti aunque no me vieras. Pero hoy me propuse olvidarte.


· Se trata de bailar, de cantar, de andar descalzo, de dormir hasta tarde, de compartir tazas, vasos y comidas, de llorar, de discutir, de manejar lejos y no querer volver, de sentirnos volar, de abrazar, besar, tocar y volver a abrazar, de hablar por los codos, de imaginar futuros a años luz de distancia. Se trata de permitirnos equivocarnos, de apostar a lo incierto, de desafiarse a uno mismo. Porque, a fin de cuentas, el amor siempre ha sido un salto al vacío. Nadie nos da las garantías ni nos lee los derechos, aunque muchas veces sintamos que nos rige un contrato invisible.

Peor que la convicción del no es la incertidumbre del tal vez, es la desilusión de un casi. Es el casi el que incomoda, entristece, que mata trayendo todo lo que podría haber sido y no fue. Quien casi ganó, todavía juega, quien casi murió está vivo , quien casi amó, no amó. Basta pensar en las oportunidades que se escurrieron, en las chances que se pierden por el miedo. Me pregunto a veces, ¿qué nos lleva a elegir una vida tibia? Si la virtud estuviese en medio término, el mar no tendría olas, los días serían nublados y el arco iris en tonos de gris. La nada no ilumina, no inspira, no aflige ni calma, apenas amplia el vacío que cada uno trae dentro de sí. Ni la fe mueve montañas, ni todas las estrellas están al alcance, pero preferir la derrota previa a la duda de la victoria, es desperdiciar la oportunidad de merecer. Para los errores existe el perdón, para los fracasos, oportunidad; para los amores imposibles, tiempo. De nada sirve cercar un corazón vacío o economizar el alma. Un romance cuyo fin es instantáneo o sin dolor, no es romance. No dejes que la melancolía sofoque, que la rutina acomode, que el miedo te impida intentar. Desconfía del destino y cree en ti. Gasta más horas realizando que soñando, haciendo que planeando, viviendo que esperando, porque aunque quien casi muere está vivo ... Quien casi vive, ya murió.


· No me vengas a mentir en la cara. No me quemes más la cabeza. No me enfermes más. No me digas más esos discursos infinitos que repiten siempre lo mismo y no dicen nada, ya me sé cada palabra de memoria. No me manipules más, si digo que no, no es para complicarte la vida, es por el simple hecho de que no quiero.

Ojalá algún día lo entiendas. Ojalá ese día no nos quede tan lejos. Y un gran viento te traiga de vuelta. Que necesito nutrir mis labios con tus besos; que necesito consumir el tiempo que no existió entre vos y yo. Ojalá supieras, que al confundir la noche con el día nos une un cielo inmenso. Que engañamos a la utopía ... y que al buscarnos, el horizonte ya no se aleja un par de metros. Ojalá entendieras como yo, que aún vencidos, nos dejamos convencer de ciertos sueños; porque es parte de la vida, de ese ir y venir de ideas, de ese vaivén de sentimientos. Ojalá algún día veas que entre dos caminos tan distintos, construimos un puente. Que si te animás a cruzarlo, yo me arriesgo a esperarte. Que alguien siempre estará del otro lado. Ojalá puedas entender, que si robo uno de tus sueños es para sentirte conmigo mientras duermo. Ojalá algún día vengas con el viento, y entiendas que nunca estuvimos tan lejos.

Él no le soltaba la mano, y ella ya sabía que era el momento de irse. Le replicó si la podía llevar hasta su casa. Sonriendo, ella le dijo que no. La estaban esperando afuera, mintió. Con un beso en el cachete y un saludo con la mano, salió del lugar y continuó caminando hasta conseguir un taxi. A veces las personas no se dan cuenta de que existe una oportunidad en el día para cambiar o dejar atrás lo que nos hace o hizo mal, para mirar para adelante y solo espiar un poquito para atrás, para corroborar que estamos haciendo cosas para mejor y sonreír frente a lo que aprendimos. Ella esa noche lo analizó. Y aunque una mirada le diga que todo sigue como antes, para ella las cosas habían cambiado. Ella misma ya no era la de siempre y sus elecciones eran diferentes.

Mantenía la cabeza bien alta, pero aún seguía observando los rastros de su propia tristeza. Se había marchado noviembre y con él, la posibilidad de volver atrás. Un nuevo mes que se había llevado consigo horas de trabajo, lágrimas, sueños, esperanzas pero nunca su recuerdo. Lo seguía sintiendo en el medio del pecho. Persiguiéndola día y noche. Acorralándola a cada hora. Acosándola con canciones, lugares y momentos que lo traían una y otra vez a sus sentimientos. Los días parecían semanas, las semanas meses, y los meses años. Sentía rechazo por las frases armadas que predicaban que el tiempo curaba todas las heridas. Para ella no existía cura. Sentía que lo había perdido todo y que su corazón se había desgarrado, convirtiéndolo en cenizas que se iban alejando con el viento de un nuevo verano. Le regalaba las horas al tiempo, desperdiciándolas en encontrar un por qué y un cómo. No entendía como un amor tan grande, de un día para el otro se terminaría. Como esa historia, desaparecería. Esa noche volvió a ser como las últimas noches de su vida. Un café en la madrugada, un cigarrillo y la misma pregunta antes de decir hasta mañana ... ¿A dónde iban los sueños y las esperanzas cuando éstas ya no eran más compartidas? Se había quedado estancada en aquella primera noche, en aquellos primeros besos, de mucho tiempo atrás.

Comencé a caminar despacio, apenas si podía respirar. Quise girar mi cabeza, sólo para guardarme su último recuerdo, pero el orgullo me ganó de mano. Siempre igual. Algo dentro mío quería gritar cuánto lo iba a extrañar, pero hice lo posible para callar mi voz. No quería atormentar aún más su sufrimiento, yo sabía que él me extrañaría más. Comencé a apresurarme entonces, temí que viniera tras mis pasos. Sé que nunca pudo entender que las despedidas son parte de los encuentros. Quise mirar la hora, pensé que los minutos no habían pasado. Y me dí cuenta que nunca uso reloj. El seguía allí parado, viéndome partir. Pude sentir su presencia, inmóvil a dos metros de mí. Seguí caminando, inerte. Cerré mis ojos por un instante, y un mundo de recuerdos pasó por mi mente. Su voz, su sonrisa, nuestros besos. Siempre supe que no sería eterno. Pero él no aceptaría el final. Proseguí mi camino como pude. Y después de un largo rato me di cuenta que había comenzado a lloviznar. Miré al cielo y deje caer algunas gotas sobre mi cara intentando limpiar mi mente de recuerdos. Algo posible sólo por unos segundos. Y pensé en voz alta, la frase que él siempre decía: Somos magia amor, un instante de ilusión que durará para siempre. Y no pude evitar sonreír. Ya había caminado lo suficiente. Había dejado de sentir su presencia. Había pasado el tiempo, anochecía. Hubiera vuelto corriendo a buscar un último beso, pero ya era tarde y nuestros caminos, opuestos. Y él ya no estaba allí. Había aceptado que no éramos eternos.

· Lloré escuchando música y viendo fotos, llamé solo para escuchar una voz, me enamoré por una sonrisa, pensé que iba a morir de tanta nostalgia, y tuve miedo de perder a alguien especial, ¡y terminé perdiéndolo! ¡Pero sobreviví! ¡Y todavía vivo! No paso por la vida, y tú tampoco deberías pasar. ¡Vive!

Muchas veces me lo pregunto. ¿Pensará en mí tanto como yo pienso en él? ¿O pensará al menos la mitad de lo que yo me dedico a pensar en él? Me gustaría saberlo. En realidad, me gustaría saber que piensa en mí, no esa verdad tan aplastante que me asegura que yo no tengo espacio para su mente en ningún rincón. No quiero saber la verdad, por que sé que él no piensa en mí. Prefiero mentirme e imaginar que de vez en cuando un pensamiento fugaz cruza sus neuronas y le arranca una sonrisa, recordando algo que una vez le hizo gracia cuando estaba conmigo. Como consecuencia, piensa en mí. Ahora mismo yo estoy pensando en él. En el tiempo que tardará en volver, en lo que haremos cuando esté conmigo. No sé si él piensa en mi, en las ganas que tiene de volver a verme o en algo que me quiere decir para compartir unas risas. Quiero que piense en mí. Quiero que sufra la mitad de lo que yo sufro. Quiero que al menos sienta una pequeña parte de lo que yo siento, para que se de cuenta del daño que causa sin quererlo.

Todo pasa, como pasará cada lugar donde estuvimos. Tu música y mi emoción, tu cansancio y mis ganas, mi locura y tu razón. Como pasarán las ganas de quererte de todas las maneras, como pasará mi recuerdo tocando tu rostro, el espacio vacío de tu cama inventando mi imagen en la madrugada. Y pasarán los años, supongo que también el deseo. Y no te pensaré tanto. Ya no te acordarás de las fechas ni de mis cartas, ni de mis manos por tu espalda. No te acordarás de mi silencio pidiéndote a gritos que no te vayas. De las veces que te pedí perdón, de las veces que me dijiste que no. De ésta historia que nunca comenzó. De tus miedos más fuertes que el mío a enamorarte más que yo. Y pasará el tiempo consumido como el aire que respiro, y ni ceniza seremos de lo que fuimos. Sé que los años te borrarán los mejores recuerdos de los dos.

Te pido un minuto a veces, intentando retenerte para que cambies de opinión. Pero vos sólo me das el tiempo que te sobra, el espacio que nadie ocupa, el vacío que te quedó. Te pido me des tu mano, pero encuentro tu puño cerrado, tan cerrado como lo está tu alma, y se hace tan difícil acercarte a mí. Te pido una caricia, me das tu espalda y aprendo a rogarte. Un minuto tuyo me salvará de sentir aún más dolor. Te pido que me entiendas y recibo quejas. Te pido que me escuches, pero te pierdes observando cualquier otra situación. Te pedí tantas cosas durante estos meses, y no pude lograr que esas cosas nacieran de vos. Y de tanto pedirte, me olvidé de decirte que sólo pido tu atención. Era cierto cuando me decías que entre los dos, sólo yo muero de amor. Te pido un beso robado, un recuerdo entre tantos otros, un pedacito de tu historia quizás, que te acuerdes que alguna vez, te hice sentir mejor. Pero ya no recordás más que mis errores y las palabras que se gastaron, los meses que transcurrieron dejando pedazos rotos de un intento de amor. Hoy te pido que me mires como alguna vez lo hiciste. Hoy te pido que confíes en éste corazón. No te rindas ni me rindas, que el tiempo siempre tiene su razón. No me sueltes ni te alejes; dame la oportunidad de ser felices y llegar a quererte mucho más que hoy. Pero tenías razón, cada vez que decías que entre los dos, sólo yo muero de amor.

Aunque pase el tiempo, aunque pasen las ganas, aunque pasen otros. Aunque tu cielo ya no sea mi cielo. Aunque tus locuras ya no sean como las mías. Aunque me refugie en otros brazos, aunque te pierdas en otros ojos. Aunque mi vida se aleje de la tuya, y no volvamos a encontrarnos y ya nos quede muy lejos el camino de regreso. Aunque ya no escuche tus palabras, aunque te hayas olvidado de mi voz. Aunque todo siga pasando, aunque mi piel se erice con otro calor. Aunque tus manos recorran otro cuerpo, y ya no te acuerdes de mí. Aunque mi mundo gire en un sentido distinto al tuyo y en mis caminos no encuentre ni el eco de tu voz. Aunque estemos así tan lejos, tan olvidados tratando de recuperar lo que el pasado se llevó. Aunque te haya perdido y no recuerde cómo y por qué. Aunque desaparezcas bruscamente así como apareciste irrumpiendo mis días, mi vida, todo lo que era y hoy ya no compartamos siquiera el mismo aire. Fuiste esperanza cuando no lo había, fuiste sueños entre realidades que lastimaban. Fuiste amor cuando ya no sabía amar. Fuiste vos que sin razones dejaste una razón en mí.

Quiero reírme de los nervios hasta llorar reconociendo que me lastimaste, que la marca de tu huella va a estar en mi alma para siempre. Quiero tiempo para decidir si vas a ser un recuerdo archivado o si prefiero permitir que seas recurrente para no cometer los mismos errores que, antes de saber que eran eso, me hicieron tan feliz. Quiero esconderme del mundo para ganar un tiempo muerto, un tiempo de no existir, no estar para nadie. Y estar para mí, para recuperarme. Juntar fuerza y velocidad para pasar por arriba la muralla y dejarte de éste lado. Quiero deshacer parte de nuestra historia para poder hacer un lindo recuerdo, por si un día siento la inexplicable necesidad de hablar de vos y de mí como un nosotros. Quiero suspirar y que lo que hay adentro mío se mezcle con el humo del café y se disuelva en el aire, para respirarlo reciclado. Quiero gritar, pero que nadie me escuche. Quiero buscar entre fotos y papeles lo que quiero guardar atesoradamente y deshacerme del resto. Quiero lo que vale la pena, no basura. Quiero transitar por la orilla del abismo, jugar un poco con fuego y quemarme. Sufrir un poco el dolor que siento. Y quiero que me dejes en paz.

Como pocos, como muchos. Sabemos que todo el mal que paso, al futuro preparó. Te diste cuenta que lo que ayer era necesario, hoy ya no lo es y aunque vuelva podés seguir sin él, que la primavera siguió existiendo, que tu corazón roto siguió viviendo, que esa vieja herida cerró. Hoy te das cuenta que lo que ayer generaba alivio siguiendo el dolor, hoy solo genera rechazo. Te ves superada a aquello que tanto querías, y te ves minada de oportunidades nuevas, y que las viejas ya ni hablar. Como me pasa con vos, está bueno a veces no ver nada, para no lastimarte y desaparecer. Pero sabemos que lo mejor es sacarse esa venda de los ojos y ver por más cruel que sea, la verdadera realidad. Que el adiós no se alargue, estoy cansada de esperar. Sin señales de vida, no quiero nada. Sólo quiero dejarte como un lindo recuerdo que la vida me regaló, sos un momento que me hizo sentir feliz, en su momento. Fuiste, lo eras, gracias. Hoy ya no te necesito, aunque me parta el alma en dos verte, porque sé que en el fondo existís, y que no puedo ignorarte, verte sólo me genera dolor. Por eso, sé que lo mejor es mirar adelante, y ni adelante ni a mi costado estás vos. No pertenecés a mi vida, fuiste. Aunque no estés muerto y estés vivo, te enterré en mi corazón.

Dime que me amas. Dime que estarás conmigo siempre. Dime que me ayudarás en los momentos difíciles. Dime que me necesitas aquí, al lado tuyo. Dime que no puedes vivir sin mí. Dime que quieres verme cada día, cada noche, cada mañana. Dime que compartirás conmigo un amor eterno, que sobrepasara las estrellas, la luna, los planetas y el sol, una vida de entera de felicidad. Dime que quieres que te salve de tu soledad, que te consuele, que te proteja. Dime que formaremos una familia juntos. Dime que alejarás a toda persona que se interponga entre nosotros. Dime que quieres ser mi luz, mi refugio. Dime que estaré a salvo junto a ti. Dime que me darás libertad, un mundo sin oscuridad. Dime que me abrazarás y besarás hasta que el mundo termine. Dime que soñarás conmigo todas las noches. Dime que me guiarás hasta el final. Dime que me harás olvidar todos mis miedos. Dime que me acompañarás, aunque me dirija al fin del mundo. Dime que serás mi amigo, mi compañero, mi todo. Dime que me has traído aquí para que nuestras pasiones se fundan y renazcan. Dime que ya he sucumbido ante ti. Dime que los juegos que hemos jugado hasta ahora terminaron. Dime que me confesarás tus más cálidos secretos. Dime que no falta nada para que seamos uno y las llamas nos consuman al fin. Aunque sea mentira, yo quiero escucharlo. Quiero que de tus labios renazcan palabras de amor y no de locura, que vuelvas a mí una vez más, desde tus tinieblas.

Un día nuevo, un día como hoy y la alegría de seguir vivo, y empezar el día como si fuera el primero o el último. Mirar el vaso medio lleno (aunque a veces el agua sea demasiado transparente y parezca vacío) . Mirar a los ojos y entender sin necesidad de palabras, y cerrar los ojos y que esa mirada no se vaya ni a propósito. Escribir una canción que ya existe en una servilleta mientras tomas un café en algún lugar, y que mientras la escribas, la escuches. Leer algo y sentirte tan cerca de esa persona que hasta parezca irreal. Un te quiero sincero, dicho, escrito, pensado, SENTIDO. Una foto que trae millones de recuerdos, una canción vieja, una canción nueva. Un cuento de la mano de quien te lo cuenta, un cuento para ahogar las penas. Una película tonta en compañía de un amigo y su risa. Una pelicula de amor, sola (para ayudar a sacar el llanto acumulado) . Un beso, un abrazo, un cigarrillo en la ventana una noche de primavera y millones de pensamientos que se van con el humo. Un recuerdo, un proyecto, un desayuno en familia, un asado en familia, un consejo de alguien que te quiere, un reencuentro. Y pensar en que la vida de uno está llena de negativos y olvidarnos de todos esos positivos que probablemente hagan que el resultado sea positivo. Acordarme de que el positivo vale por diez, de que la felicidad está en el camino y que es decisión de uno verla o ignorarla.

Me hiciste reír durante toda la noche. Mientras que chocábamos las copas, sin razones aparentes, ni motivos valederos. El brindis era sólo una excusa, para que salieran carcajadas delirantes e inexplicables. El tiempo corría y la gente se iba. Las mesas volvían ser ocupadas por extraños, y nosotros sin notarlo. Con tus gestos despistados, y palabras sin sentido, me olvidé del mundo, de mi mundo ... Para sólo escuchar tu voz sincera echando mensajes al aire. Fijaste tu mirada en mis ojos, y los míos quisieron seguirte pero se perdieron en algún momento de la noche en algún lugar lejano, sin carril ni dirección concreta, pero queriendo encontrarte de vuelta. ¿Por dónde me había perdido? ¿A donde te habías ido? Tus manías invisibles hicieron que volviera antes que la noche concluyera. Ahí estabas, ahí estaba. Dos personas en un mismo lugar queriendo hablar, ¿qué estarás pensando? ¿Lo mismo que yo? Que ya no existe el pasado, que todavía no existe el futuro y sólo nos queda el hoy.

Él, ni siquiera había notado, que ella se había despertado. Seguramente, cansado de tanto pelear la noche anterior, había conseguido olvidar sus penas con un sueño profundo. Ella, por su lado, no podía hacerse amiga del sueño, y se sobresaltaba cada vez que lograba cerrar lo ojos. Así se sentía cada vez que tenía que tomar una decisión crucial en su vida. ¿En qué momento había dejado de quererlo? ¿Puede una persona ser tu mundo un día, y al otro no ser más que un recuerdo? Tenía muchas preguntas, y pocas respuestas. Necesitaba pensar, alejarse, olvidar y seguir con su vida. Precisaba terminar con este presente que la estaba acechando y deprimiendo constantemente. Se hizo la mañana, y ella apareció con el agua de la lluvia. Todo parecía dolorosamente detenido, menos las horas, que se abrían paso como un terremoto, separando una vida en dos mitades. Dividiendo sueños en pedazos. Suplantando ilusiones en derrotas. Su presente se dividía en dos partes, la que dejaba, y la que vendría. Almorzaron juntos, tal vez por masoquistas, tal vez para alargar el momento de la partida. Tristes, solos, mirándose a los ojos entre cada bocado. Se podía sentir la falta de palabras, y la escasez de sonrisas. Abundaban las lágrimas que caían por sus ojos, y el tono triste que empaña la soledad que los esperaba. Se besaron con desesperación y nostalgia, mientras la lluvia los mojaba y resbalaba por sus cuerpos y caras. El taxi esperaba con el motor en marcha. Un saludo con la mano. Una mirada que decía todo lo que sus corazones expresaban. Ella se sentó en el cordón de la vereda. El, subió al auto que lo alejaría de ella para siempre, mientras la ventana del taxi se convertía en la última foto que él vería del último amor que se desvaneció aquel mediodía en que el río de la plata se convirtió en un adiós.

Estaba ahí, sola a la madrugada, con la luz que se filtraba por la cortina. Moviéndose en la cama, deshaciéndola y acomodándola. Cerrando los ojos, con la ingenua idea de que quizás se podría dormir. Con la ilusión de que mañana cuando se despierte, ese amor quede en el olvido. Pero, en el fondo, ella sabía que era imposible, que todavía lo quería demasiado. Que quizás él no estaba más con ella físicamente, pero que su cabeza todavía lo tenía presente, y su corazón vivía con él. Durante el día, las canciones de la radio, o la sencillez de una flor en primavera, tenían relación con él. Todo seguía girando alrededor de su recuerdo. Por las noches, cuando no dormía, estaba queriendo sentirlo una vez más, queriendo llamarlo, queriendo escucharlo. Si tenía suerte y lograba dormirse, sus sueños igual lo volvían a traer. Estaba en todos lados, no la dejaba en paz, el recuerdo de lo que había sido era muy fuerte todavía, pero lo que más dolía era pensar en "lo que pudo haber sido". No podía creer como lo había dejado ir, no encontraba la forma de pedirle perdón, por lo que ella le había hecho sufrir. Extrañaba su olor, sus palabras, sus retos, sus risas. Extrañaba hasta lo que no le gustaba. Había días en que ella buscaba desesperadamente odiarlo, pensando que de esta forma quizás lo olvidaría, pero era inútil. Todavía lo quería. Sabía que le había dicho "adiós" a la persona equivocada.

Sin lugar a dudas, entramos en la etapa del año que más atractiva me resulta. Si uno presta atención, la cara de la gente se transforma por estos tiempos, las caras largas se van, y en su reemplazo aparecen las sonrisas. El clima, la alegría de que se acerca el verano, las veredas inundadas con los puestos de flores que rebalsan. Los días comienzan a hacerse más largos. Se renuevan las energías. Esta nueva estación siempre hace que yo me sienta mejor, estos días lindos te hacen caminar por la calle, distinta, con más ganas. La ropa de verano, es siempre menos pesada que la del invierno. Uno esta más relajado y disfruta admirando los colores que trae la primavera. Cualquier feriado o excusa es buena para hacernos una escapadita afuera de la ciudad para disfrutar de un viaje con seres queridos o amigos. Te aparecen las ganas de hacer nuevas cosas, de organizar programas al aire libre, de disfrutar del verde y uno, además, ya comienza a pensar en el fin de año y todo lo que implica dejar atrás un año más, y las ilusiones que vendrán acompañadas de un nuevo comienzo. Sí, sin lugar a dudas, empieza la etapa de los replanteos. Miramos por atrás de nuestro hombro y vemos qué dejamos atrás, qué logramos distinto al año anterior, qué aprendimos y qué errores cometimos. Nos volvemos selectivos, vamos eligiendo qué y a quienes llevarnos con nosotros al próximo año, qué obviamos, y qué ignoramos. Empieza la etapa de las oportunidades para cerrar, junto con el año, las puertas que no queremos volver a abrir, para cambiar las cosas que nos hacen mal, para dejar atrás rencores o dolores sin importancia, y para sumar o multiplicar. Es inexplicable para mí, pero siempre estos días me encuentran distinta, hablo menos y canto más, ordena mis prioridades, me hace ver las cosas mas claras. En fin, me llenan de alegría y no puedo dejar de pensar y agradecer lo que tengo y lo que vendrá

Sea como sea al otro día, esa noche lo tenía adelante. Mirándola con ojos sinceros y tristes, preguntándose porque todo tuvo que ser de esa manera. La persona que años atrás le había quebrado el corazón en 20 pedazos y había arrancado el sueño de una persona enamorada, volvió para hablar de lo sabido. Una explicación de la realidad que ella conocía antes de que se la digan. Fue espectadora de un llanto que sabía que sucedería tarde o temprano. La falta de coraje y valor hoy, puede jugarte en contra mañana, y él era un vivo ejemplo de lo que ella se refería. Sin embargo ella se quedó. Lo escuchó. Le habló. Necesitaba confirmar lo que había sentido durante todo este tiempo después de un duelo no querido. Entender su por qué. Entender su presente. Necesitaba creer, para así ganar la batalla que jugamos todos entre lo que pensamos y sentimos. Quizás mañana ya no tenga razones para odiarlo o quererlo. Pero esa noche eligió escuchar. Perdonar y consolar a quien la había dejado sola tiempo atrás. Esa noche habían cambiado roles. Era él, el que la miraba en forma desesperada para que se quedara una vez más. Era él, el que necesitaba ser escuchado y comprendido, para así ser perdonado. Pero algo en ella había cambiado. Ya, sinceramente, no le importaba. Cuando uno ya no encuentra emociones en sus sentimientos creo que es porque ese sentimiento se terminó. Eligió sonreír, y volver a la relación cordial que habían logrado un año atrás. Dejar que esa noche pasara al olvido, y abrir lo ojos para ver que realmente nada había cambiado, que él seguía siendo igual. Sin valor y coraje, no hay nada que se pueda alcanzar. Porque lo que él todavía no sabe es que ella tiene un As en la manga, que guardó en su bolsillo. La carta que quedó pendiente de jugar, en ese partido que empezó unos cuantos años atrás, y que llegó el momento de mostrar, porque todo tiene un final.

Despues de ti no hay nada MAS

Despues de ti no hay nada MAS

Cuando pienso que el mundo es frio, triste y cruel, aparece alguien como vos y arruina todo GRACIAS!

Empezaron a atormentarme una serie de reflexiones que no se me habian ocurrido antes

Empezaron a atormentarme una serie de reflexiones que no se me habian ocurrido antes
no sabia que me proponia a herirlo tan despiadadamente

Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta que punto estuvo justificada...

Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta que punto estuvo justificada...
Tambien el parecia estar solo

No pasa nada, estoy mas normal que nunca y SIEMPRE escucho esta cancion

No pasa nada, estoy mas normal que nunca y  SIEMPRE escucho esta cancion
El amor es como las plantas, necesita agua, luz, y muchos cuidados

Hablas y no te escuchas, deberias aprender que esto no se basa de pretextos

Hablas y no te escuchas, deberias aprender que esto no se basa de pretextos
Es que no existe modo de perderme en tus silencios cuando callas ese te quiero

Y llegaste tu y me has inundado mi alma de tranquilidad

Y llegaste tu y me has inundado mi alma de tranquilidad
Me has llenado el corazon de vida

Si te sientes perdido con tus ojos no has de ver, hazlo con tu alma y encontraras la calma

Si te sientes perdido con tus ojos no has de ver, hazlo con tu alma y encontraras la calma
Siento del viento celos por acariciar tu cara cada mañana