viernes, 26 de febrero de 2010
Hoy he soñado, por primera vez, contigo. Por primera vez aparecías de verdad en uno de mis sueños y, no eras nada idílico, ni fantástico, no. Eras tú, simplemente tú, nada más. Aparecías, sí, y aparecías de espaldas, muy por encima de mí, altivo.
Y me he despertado y ya no he vuelto a pensar en ti, sólo en el sueño, nada más, sólo eso, el sueño.
¿Conoces esos momentos en los que te invade la felicidad?
¿Esos momentos en los que estas tan sorprendida que ni las lágrimas llegan derramarse por tus mejillas?
Yo experimente uno de esos momentos este sábado. Cuando pensaba que nada ya podía superar lo anterior, consiguieron que me quedara de nuevo sin palabras. Pero es que aún me dura esa sensación, y no puedo dejar de pensar que gracias no es suficiente, que la palabra se queda pequeña comparada con lo que me hicisteis, con todo lo que había de trasfondo.. igualmente no dejaría de deciros gracias
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