martes, 15 de diciembre de 2009
Perdí el anímo en mi vida, todo estaba incompleto, mis ojos no podía ver otros ojos por temor a que vieran algo que yo no quería mostrar. Sentí que nadie me conocía lo suficiente como para notar mi repentino cambio, y todo iba bien, hasta que alguien me miró, me detuvo y vio en mis ojos eso que tanto miedo me daba mostrar y con un par de palabras me hizo llorar. Y quise correr, pero tomaron mi mano y me hicieron volver. Y desde ese momento perdí la vista, desorientada, y seguí caminando. Hasta hoy
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario