sábado, 27 de febrero de 2010
¿La madurez es cuestión de edad? Siempre creí que sí, que era el tiempo el que poco a poco te iba haciendo crecer y madurar, pero estaba equivocada. Hay situaciones que de repente te cambian por completo. Cosas que sin saber por qué y cómo crean una nueva persona en tí. Te hacen abrir los ojos, y darte cuenta de que ya no existe esa burbuja en la que siempre creíste vivir. Ya no existe esa "protección" contra los problemas, aquellos que con evadirlos quedaban en el olvido. Las cosas cambian, el tiempo cambia, y nosotros con él. La vida está llena de etapas, algunas mejores que otras, pero en el fondo no son más que recuerdos existenciales. Nuestras metas cambian, nuestras decisiones y formas de ver, pensar y sentir inconscientemente cambian. En el fondo me dan lástima aquellas personas que dicen que cambiar implica olvidar, porque en el fondo es incierto. Siempre va a quedar esa esencia pasada dentro de cada uno de nosotros. Esa inocencia que destellaba nuestra mirada en nuestra infancia, y pintaba nuestro mundo similar a un arcoíris. Por más que intentes engañarte, y por más que intentes demostrar lo contrario, no somos más que seres hipersensibles dominados por los sentimientos que nos rodean. Con aspecto de fuertes y una mente de hierro, pero con lágrimas tras los ojos y un corazón de gelatina.
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